Nos encontramos - Relatos Eróticos

Nos encontramos

NOS ENCONTRAMOS

Estefanía es la recepcionista de la entrada a nuestra compañía, ella atiende a las visitas. Es una chica algo alta, morena clara de pelo negro, lo usa cortado hasta unos tres centímetros arriba de los hombros. Tiene muy buen aspecto, la contrataron por su buena figura, muy espigadita con algo de pechos y buena figura con un trasero bonito y bastante notorio, además porque domina varios lenguajes. Cabe mencionar sus muy bonitas piernas, sus hermosos muslos. No recuerdo el porqué la hemos invitado a reuniones de nuestro departamento, pero casi siempre aparece y la apreciamos. Mis relaciones con ella siempre habían sido solamente de cortesías.

Pero hoy tuve que bajar al piso inferior, en donde es la recepción. El baño de nuestro piso esta siendo remodelado. Al pasar frente de su mostrador, ella me saludó sonriente, como siempre:

“Ya mero terminan con la remodelación del baño de ustedes y ya no tendrás que volverme a ver.”

“No creas, es muy agradable pasar por aquí y ver a gente bonita.” Le dije.

“¡Gracias, gracias, pero no me corresponde ese cumplido! Tú también me pareces muy linda, toda una jefa con muy buena personalidad y me seguiría gustando verte pasar y, aunque solo nos saludáramos, sería suficiente.”

“Fuera de las horas de trabajo podríamos vernos de vez en cuando.” Le dije.

“¡Oh! ¿De veras? Me gustaría mucho.” Me contestó.

“¿Cómo la vez, tendrás tiempo hoy, saliendo? Tú dices a dónde vamos aunque sea a tomarnos un cafecito y a platicar para conocernos.” Le pareció magnífica la idea y nos reunimos frente a la oficina y después de pensarlo un poco, decidimos ir al café que Pilar me llevó la primera vez. Ella era claro que lo conocía y le agradó la idea. Aunque no se sabía claramente si era lesbiana, sospechábamos que sí y al aceptar ir a ese café, quería decir que lo conocía y sabía de quienes lo preferían.

La estábamos pasando muy bien, platicábamos y dejábamos saber alguna que otra intimidad de la otra. Descuidadamente le sobé una mano y su brazo, ella me pasó el suyo sobre el hombro e hizo un intento de jalarme hacia ella. Yo lo sentí muy agradable y nos abrazamos. Continuamos besándonos con mucho cariño. Sin decirnos palabra, nos quedamos mirando por un largo tiempo, una a la otra, sin querer, directamente a los ojos y explotamos en risa, abrazadas.

“¡Desde hace mucho tiempo yo anhelaba haberte hecho esto! ¡Siempre me has gustado!” Le dije.

“¡Yo también, por eso ha sido que me cuelo a las reuniones de tu departamento, a veces sin invitación, pero ya Paty lo sabe!”

Pagamos y salimos del café “¿A dónde te gustaría ir?” Le pregunté.

“¡A donde sea en que podamos estar juntas! ¿No te parece?”

“¡Sí, eso es lo que en este momento más deseo!” Le dije. A mí solamente se me ocurría ir a la Quinta, pero ella propuso otro lugarcito muy íntimo, que ella conocía bien.

“¿Estás emocionada?” Preguntó.

“¡Claro, mucho! ¡Te deseo muy fuerte!” La abracé, aún estábamos en la calle pero pasamos a ...