1. Mis pintores favoritos


    Fecha: 02/04/2024, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... responder al teléfono me dio la espalda y por lo que pude escuchar se trataba de su novia metiéndole prisa y pensé que.....mi gozo en un pozo. Y así fue pues al dejar de hablar ya no volvió a sentarse en la tumbona y me dijo que iba a ducharse y vestirse.
    
    Me quedé muy frustrado –pero terriblemente excitado- y empecé a manosearme con la intención de masturbarme sobre aquella tumbona mientras él se duchaba y vestía. Pero a los pocos segundos oí que me llamaba. Al acercarme al cuarto de baño preferí respetar su intimidad, me quedé un poco alejado mientras él me aconsejaba llamar a un fontanero para reparar una fuga en el lavabo y me dijo que entrase para enseñármela. No lo dudé. Al entrar, lo encontré tendido en el suelo sobre su espalda, con la cabeza bajo el lavabo, todo su cuerpo en plena extensión horizontal y con una polla que casi le desgarraba el slip. Pero, yo no me quedaba corto pues los breves instantes de auto-manoseo y la visión de su hermoso cuerpo habían provocado mi más ilimitada erección y –lógicamente- su mirada también se desvió hacia mi paquete. Me tumbé junto a él quien con una pequeña linterna enfocaba esa avería. En ese espacio tan reducido como entre una pared y el pie-soporte de un lavabo, el contacto mutuo de nuestras piernas, brazos y pechos e incluso grandes paquetes al girarse fue inevitable y la excitación fue –visiblemente- a más y más.
    
    Uno de los dos debía tomar la iniciativa. Yo jugaba con ventaja puesto que, por una parte –sabía lo que sabía- y por otra tampoco podía esperar mucha iniciativa por parte de él en el sentido de que él estaba cumpliendo su trabajo y debe ser duro darse de morros o un resbalón con algún cliente "que aparenta pero no lo es" y que pueda poner en riesgo tu propio empleo.
    
    Así pues, opté por ser yo quien llevase la iniciativa y creo que era lo correcto. En un momento en que la linterna estaba en mis manos la enfoqué directamente a su paquete que marcaba una enorme mancha húmeda, llevé uno de mis dedos a esa mancha viscosa y bromeando le dije que él también tenía una "fuga" que reparar. En ese mismo instante lanzó su mano hacia mi paquete y se enloqueció mordisqueándome los pezones, los labios, las orejas, todo lo que se cruzase ante su boca mientras con nuestras manos nos íbamos bajando los slips hasta sentir la plena desnudez. Qué polla más deliciosa, perfecta y tan acorde con el resto de su cuerpo: de tamaño no descomunal pero grandioso, casi perfectamente rectilínea con un glande rojizo y humedecido que mostraba todo su esplendor al descubierto, unas bolas esponjosas suaves y rasuradas y apenas un matojo de pelillos en su pubis y vientre bajo que más bien parecían hilos de oro. Aunque el lugar no era el más apropiado ni tampoco él contaba con mucho tiempo nuestra excitación era tal que no nos impidió sentirnos cómodos: nos besamos, relamimos, retorcimos y nuestros pechos terminaron deslizándose mutuamente sobre el sudor y el cremoso semen que ambos habíamos expulsado después de una ...
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