Se descubre una nueva ilusión 8 - Relatos Eróticos

Se descubre una nueva ilusión 8

... saliendo con unas medias, rompiéndolas por la mitad, mientras ella le iba dando vueltas a ambos extremos. –¿Para qué es eso Yanira? –preguntó Shanna, que estaba excitada por todo lo que había visto. –Ahora, lo vas a ver. –respondió Yanira.

–¡Ven aquí, Samanta! –ordenó Yanira. –Samanta obedeció, poniéndose donde ella la había señalado. –¡Siéntate, Samanta! –ordenó Yanira, comprobando la sumisión de Samanta, que ésta la obedecía sin protestar ni nada. Ella notó que le gustaba ser una puta sumisa, así que hizo un collar con uno de los extremos, poniéndoselo a Samanta al cuello. –Ahora este extremo servirá para la correa de Samanta. –dijo Yanira, enganchándola en el collar. Yanira había sido muy ingeniosa, porque se había inventado un collar y una correa con sus medias sucias, que como ella dijo más de una vez, estaban rotas para tirar. –¡Vámonos, Samanta por las escaleras! –ordenó Yanira. –Supongo que tu Ama Angela, no tardará en hacerte bajar escaleras y subirlas como su esclava y perra que has aceptado ser, y lo más gracioso que lo has hecho gratis, sólo por el sexo. –dijo Yanira. –Si Yanira es verdad, mirando al suelo y a sus botas. –respondió Samanta.

–Además te veo excitada y cachonda, mira cómo estás soltando fluidos. –dijo Yanira, bajando por las escaleras junto con ella de rodillas a cuatro patas. Yanira, algo de experiencia tenía, porque fue enseñándola como bajar las escaleras, deteniéndose en los tramos cuando estaba cansada. En uno de esos rellanos, cuando estaba descansando Samanta, la miró para preguntarla algo. –¿Parece que tienes experiencia en esto? –preguntó Samanta. –Si, he visto en mi país cuando era más pequeña a esclavas sexuales por la calle. –dijo Yanira. –Entiendo. –dijo Samanta. –Siento que me veas así, Yanira. –dijo Samanta. –¡Cuéntamelo todo! –dijo Yanira. Samanta empezó contando lo que había ocurrido en el parque de aquí, al lado, cómo sus perros habían follado a dos esclavas de esa chica negra a la que no conocía. También, le dijo que se excitó viendo eso, y cómo esa chica llamada Angela, le cogió el móvil para añadirse como contacto como Ama Angela, y que cómo se manchó los pantalones, ella lo vio, dándole esa orden que luego se fueron sumando las otras hasta acabar así.

–Entiendo. –dijo Yanira. –¿Y tú quieres ser una esclava suya? –preguntó Yanira. –No lo sé, ahora como veo, estoy excitada, y mojando las escaleras e incluso me dijeras lámelo, lo haría. –dijo Samanta. –Eres una sumisa sexual, Samanta. –dijo Yanira. –Quiere decir que te gusta que te den órdenes, y obedecerlas en lo que se refiere al sexo. –dijo Yanira. –Eso es lo que ha visto esa chica llamada Angela. –dijo Yanira. Ambas siguieron hasta bajar la siguiente planta. Yanira, le quitó el collar, dejándola con el cuello libre. –¿Has notado la libertad que tienes ahora, Samanta? –preguntó Yanira. –Si, lo he notado. –respondió Samanta. Ahora le volvió a poner el collar, tirando de esta con fuerza. –¡Vamos, esclava! –ordenó Ama Yanira. –Si, Ama Yanira. ...