1. El Psicoanalista (3)


    Fecha: 22/03/2024, Categorías: Fetichismo Autor: Ragnar 2023, Fuente: TodoRelatos

    ... sentí calma, aunque me siento muy agitada….
    
    A Alan no le quedó del todo claro si ella había o no alcanzado el orgasmo, pero era un avance que ella reconociera que había acabado.
    
    - Bueno, ahora quiero que te des una ducha tibia…. y te duermas…. Mañana y todos los días repetí la vestimenta. Pero mañana, no uses corpiño.
    
    - Bueno…. estoy agotada…. Muchas gracias….. dale….
    
    Sofía ya se estaba acostumbrando a este tipo de instrucciones bizarras. Sin embargo, había llegado por primera vez en años a un orgasmo y le había gustado. Mientras se bañaba, al pasárse la mano por la concha podía seguir sintiendo como pequeños shock eléctricos pues todavía tenía sensible la zona. No le había dicho a Alan, pero el juego había sido tan intenso que mojó hasta el sillón.
    
    Al día siguiente repitió la vestimenta, con la pollera y la camisa blanca, pero esta vez sin corpiño. El desafío ese día era mayor ya que llovía y estaba un poco más fresco. Por eso, se puso el echarpe y salió rumbo al trabajo. Esta vez se había puesto una tanga negra, que eran solo hilos. No tenía nada de tela. En la parte de adelante eran solo dos tiritas que bajaban y, a la altura del agujerito del culo, se unían transformándose en una sola que llegaba hasta su cintura. Tenía la concha totalmente al aire, pero lo que ella no había notado al ponérsela, era que al caminar, esas tiritas de adelante se le iban metiendo en la concha, produciendo una especie de sensación de dolor, a la cual ya había empezado a acostumbrarse.
    
    Cuando llegó al trabajo, acomodó sus cosas y llegó el Dr. Nicolás. Esta vez fue solo.
    
    La mañana transcurrió con normalidad. Cada tanto sentía algo raro en sus piernas y recordaba la tanga que se había puesto. Pero ya no lo sentía como algo imposible de tolerar. Lo mismo ocurría con la parte de arriba. Si bien había momentos en que tenía algo de frío, al tener el echarpe puesto no se sentía obligada a estar cubriéndose todo el tiempo.
    
    Lo que sí notó fue que, mientras escribía en las órdenes médicas que debía posteriormente presentar en las obras sociales, dos de los pacientes le miraron las tetas, pero no porque se le transparentaran los pezones, sino que había un detalle que ella no había advertido. Ella se dejaba los dos primeros botones desabrochados y, el tercero, que era el primero abrochado, tensaba la tela debido al tamaño de sus tetas, permitiendo que entre el primero y segundo botón (de los abrochados), la tela se abriera un poco, pero lo suficiente como para que se le viera parte de los pechos pero, sobre todo, que no tenía corpiño. Es decir, se veía parte de los pechos y la parte central de su pecho, sin que ningún corpiño apareciera.
    
    En ese momento, ella sintió en un mismo momento, por un lado vergüenza y por el otro, calentura. Sintió también que una, o las dos tiras delanteras de su tanga, le rozaban el clítoris. En realidad eso ya lo venía sintiendo, pero en ese momento fue como que lo concientizó. Se sentía linda. Le gustó ser mirada y por lo ...
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