1. Nunca debiste hacerme bullying, rubiecito (3 de 4)


    Fecha: 02/03/2024, Categorías: Dominación / BDSM Gays Autor: Gavin, Fuente: SexoSinTabues30

    – ¿Tienes hambre? -le pregunté.
    
    – ¡Déjame irme a casa, Freddy! -respondió Michael- Ya sabes que no volveré a molestarte nunca más.
    
    -No estoy seguro de eso.
    
    Era una crueldad decirlo. Michael llevaba ya dos horas atado y desnudo. Yo lo había violado, además de someterlo a algunas torturas menores. Apenas era un niño y estaba pagando muy caro cada una de sus estupideces. Su autoestima estaba hecha pedazos.
    
    – ¿No tienes hambre? Pues yo sí.
    
    Y empezando por el cuello del chico, comencé a lamerlo como si fuese un tibio helado de hormonas.
    
    Conozco bien lo que los libros llamanzonas erógenas. Los chicos nerds sabemos esas cosas que los salvajes que entran en la adolescencia ignoran. Y efectivamente, cada vez que mi lengua exploraba intensamente esos puntos, Michael, excitado, gemía.
    
    – Bueno, hora de tu medicina- dije, tomando una pastilla azul.
    
    – ¿Qué es esto?
    
    – ¿Quieres otra aguja?
    
    – ¡No, no! La tomaré, Freddy.
    
    Le di un poco de agua y tragó la pastilla. Yo ya había tomado la mía. Eso nos aseguraría mantenernos excitados varias horas.
    
    Volví a poner mi caja de herramientas a la vista. Saqué un látigo de cuero y lo hice restallar contra la pared.
    
    – Este látigo te arranca tiras de piel… ¿Quieres probarlo?
    
    – ¡No, por favor…! ¡No me hagas más daño…!
    
    – ¿Más daño? Apenas te hice unas caricias y ¿así me lo agradeces?
    
    No dijo nada. Seguramente pensaba en las agujas que le había metido en su cuerpo y no las consideraba precisamente «caricias».
    
    Entonces saqué un vibrador. Tenía varias velocidades.
    
    -Veremos cómo funciona…
    
    Tomé su pene y le hice unas caricias. Una vez que alcanzó la erección, prendí el vibrador y comencé a trabajar. Michael, con esfuerzo, irguió su cabeza para ver qué le estaba haciendo, pero el placer era demasiado intenso y se dejó caer sobre la almohada, cerrando los ojos.
    
    ¿Cuántas veces puede eyacular un muchacho? En realidad, si no fuera porque el cerebro da la orden de “basta”, podría hacerlo muchas veces, ya que los espermatozoides se producen por millones. La pastilla que le había hecho tomar a Michael inhibía esa función del cerebro, pero solo por un tiempo limitado.
    
    Cuando acerqué el vibrador al frenillo de su pene, el chico ya no resistió más y con un gemido ahogado dejó salir su semen. Pero mi buen manejo del vibrador y de los químicos evitaron que su miembro se pusiese fláccido. La fiesta continuaba.
    
    Dudo que Michael haya vuelto a sentir tanto placer en toda su vida. Era impactante verlo sacudir sus caderas por los espasmos incontrolables de su éxtasis.
    
    Lo hice eyacular dos veces más en media hora de tratamiento. La última vez apenas le salieron unas gotas. El semen había formado un pequeño charco que se secaba sobre su pubis y muslos. Respiraba agitadamente y estaba exhausto.
    
    Eso me permitió soltar sus amarras. Se dio cuenta de que iba a violarlo otra vez, pero no se resistió. Aún sabiéndose suelto, ya estaba en mi poder.
    
    Mi desarrollo era más avanzado que el de ...
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