Disfrutando la esposa de un cornudo sumiso. - Relatos Eróticos

Disfrutando la esposa de un cornudo sumiso.

... la derecha agarraba su barbilla, dejando de lado su cuello a mi merced, lo bese con pasión subiendo mis labios hasta encontrar el ovulo de su oreja, lo mordisquee con suavidad mientras mi mano levantaba su falda y dejaba al descubierto unas braguitas de encaje negro, su marido asistía al espectáculo inmóvil de pie, delante de nosotros.

-Me molestan las bragas, dile a tu marido que se arrodille y te las quite.

No contesto.

-Venga, dile que colabore un poquito.

-Me da corte.

-Si él está deseando hacerlo, mira.

-Ven aquí, arrodíllate, quítale las bragas a tu mujer y déjale el coño bien limpio con tu lengua.

Ana me miró sorprendida haciendo el gesto de apartarse, pero se lo impedi apretandola mas fuerte contra mi cuerpo.

Carlos saltó como un muelle, hincó las rodillas en el suelo, bajo las bragas dejándolas en los tobillos, metió su cabeza entre las piernas, lentamente me separe de ella, me baje los pantalones y los boxes y pegue mi polla a su culo, su cuerpo se tenso, cogí su mano y la puse en la nuca de su marido.

-Apriétalo, haz que te lo coma como a ti te gusta, mandas tu, el solo es un utensilio para tu placer.

Apreté con fuerza mi polla contra su culo. Con una mano marcaba el ritmo de su trasero en mi sexo y sobre la boca de su marido, mientras la otra acariciaba sus tetas por debajo del sujetador. Giró la cabeza y nos besamos, jugaba con mi lengua dentro de su boca, me mordía el labio y gemía de placer.

-Fóllame, quiero que me folles

-Aún no preciosa, primero tienes que hacer algo por tu marido.

-¿El que? – Seguía comiéndome la boca.

-Quiero que lo humilles un poco.

-No puedo hacer eso.

-A él le gusta, mira, abre un poco las piernas.

-No puedo abrirlas.

-Sacale las bragas cabrón, no ves que no puede abrirlas¡ -Grite-

-No le hables así¡¡

-Preciosa, ¿no ves que a él le gusta?, Disfruta siendo humillado.

Su marido obedeció dejando libres sus piernas. Las separo y pego su culo con fuerza a mi paquete, imagino con la esperanza que la penetrara. Apoye mi mano sobre la que sujetaba la cabeza de su marido, metí mi rabo entre sus piernas, rozando su coño hasta llegar a la boca de su marido, echó la cabeza hacia atrás separándose de su mujer intentando evitar el roce de mi rabo con sus labios. A través de la mano de su mujer empuje su cabeza a la vez que metía mi rabo hasta el fondo, mi capullo penetró su boca. El debió pensar que era su mujer la que empujaba su cabeza hacia mi polla.

-Metetela en la boca, ya sabes como se hace¡. ¿Ves como disfruta siendo humillado?

-Cometela¡ Ordene

Lo hizo una y otra vez hasta que ya no hizo falta que lo obligara, había dejado de lado el coño de su mujer y chupaba mi capullo, mi polla dura rozaba el clitoris de Ana mientras su marido me la comía con ansia. Mis manos acariciaban su cuello y sus pechos mientras besaba y mordía sus orejas y su cuello.

-Ves como tu marido disfruta comiéndose la polla que debería estar dentro de ti. Le gusta ser ...