Disfrutando la esposa de un cornudo sumiso. - Relatos Eróticos

Disfrutando la esposa de un cornudo sumiso.

... sus bragas.

-Suspiro-.

-No sigas por favor.

La ignoré, uno de mis dedos llegó hasta el borde sus labios vaginales, lo acariciaba suavemente mientras le besaba el cuello.

-Déjate llevar y disfruta, esto solo es el principio. Nos lo vamos a pasar muy bien, vas a disfrutar de mi mientras tu marido disfruta de las vistas.

Apreté su pecho a la vez que la penetraba con un dedo, sentí el calor y los jugos de su excitación, estaba a cien, empapada y deseosa de ser penetrada. Echo la cabeza hacia atrás, abrio un poco las piernas y se dejó hacer, dos dedos jugueteaban en el interior de su sexo mientras miraba a los ojos a su marido que perplejo observaba desde el fondo del local, no podía ver mucho causa de la poca luz y de la mesa que nos ocultaba, pero por la cara de su mujer seguro que adivinaba lo que estaba pasando. Le hice un gesto con la cabeza para que se acercara.

-Puso las copas sobre la mesa, y se sentó a su lado, al verlo su mujer intentó apartar mis manos.

-Ehhh, deja las manos ahí, a tu marido no le importa, ¿Verdad amigo?

No podía articular palabra ante aquel espectáculo, su mujercita, la que él tenía por una mojigata se estaba dejando meter mano por otro hombre en su presencia. El bulto de su entrepierna expresaba que le gustaba lo que veía,. Los dos se miraban fijamente, sin decir nada. Saque mis dedos de su interior y los sumergí en la copa que Carlos sujetaba entre sus manos temblorosas removiendo el líquido como si fuese un Colacao.

-Bebe, verás que rico sabe.

Cogió la copa y bebió un sorbo sin dejar de mirarnos. Agarré la mano de Ana y la puse sobre el bulto de mi pantalón. Se la moví arriba y abajo, se giró hacia mi, puso los ojos en blanco y resopló. No estoy mal dotado y lo que toco le gusto.. Aparte mi mano, ya no le hacía falta mi ayuda para que siguiera el movimiento, me masturbaba apretando con fuerza por encima del pantalón, con mi mano le pellizque un pezón, un gemido salio de sus labios ante la perpleja mirada de su marido, al fin consiguió hablar.

-Estamos llamando mucho la atención.

-¿Por qué no vamos a un sitio más cómodo? Algún sitio que podamos tomar la penúltima a solas. -Mire al marido fijamente esperando respuesta. Guardó silencio durante unos segundos.

-A nuestra casa no podemos ir. Están allí los niños.

-No os preocupéis, conozco un amigo que alquila apartamentos turísticos, solo tengo que llamarlo y nos lo prepara.

-Tengo que ir al baño.

Cuando Ana se levantó para ir al baño mire fijamente a su marido y le di un cachete en el culo que hizo que los de las mesas cercanas mirarán hacia nosotros.

-¡Que culito mas prieto tiene tu mujer Carlitos!

No dijo nada, se alejó en dirección al baño, antes de entrar se giró, me miró y esbozó una sonrisa.

-Mira como me ha mirado, seguro que si voy detrás de ella se deja follar en el baño como una zorra.

Volvió a guardar silencio, simplemente miraba la copa sin levantar la cabeza.

-¿Te molesta que la insulte?

-No, ...