Las amigas de Ana. Vacaciones con Carol. Parte 4 - Relatos Eróticos

Las amigas de Ana. Vacaciones con Carol. Parte 4

... llevársela a la cama, pero que ella siempre ponía la excusa de que ni de coña iba a hacerlo estando yo allí. «Pues vamos a la habitación y me lo comes, como el otro día». «No, que ya sospechó la otra noche. No quiero darle más motivos para que crea que hay algo entre nosotras…». Realmente no fue fácil para Carol mantenerla a raya, y no solo por la insistencia de Mary, sino porque ella también estaba cachonda y lo deseaba con locura. Tuve que apagarle su calentura a pollazos esa noche, mientras le contaba que me había follado a Lucía en la cocina para acabar corriéndome en su culo.

Con Lucía como compinche, los días fueron pasando entre playa, cenas y fiesta sin que pasara nada reseñable, pero con la frustración y la excitación de Mary creciendo sin parar. Todo se mantuvo en un frágil equilibrio de lujuria contenida hasta un par de días antes de volver a Madrid, cuando todo explotó.

Pero antes de que eso pasara, cumplí la otra condición que me puso Ana, follarme a una chica delante de su pareja. Y en eso tuvieron mucho que ver la rubia cuarentona, su marido ricachón, y la perversión que ocultaban.

Todo empezó cuando una tarde de las que Carol había bajado sola a la piscina volvió al apartamento descojonada.

–¿Qué te pasa? –le pregunté.

–He estado hablando con mi amigo el socorrista…

–¿Te ha vuelto a follar el culo?

–No, tonto… Desde la otra noche notaba que siempre me rehuía la mirada. Hoy, un poco harta, me he puesto a su lado a tomar el sol. «Puedes estar tranquilo», le he dicho, «mi marido no sospecha nada de lo que pasó la otra noche». Eso le tranquilizó, y estuvimos un rato hablando de esto y de lo otro. Me dijo que se tuvo que masturbar a la mañana siguiente mientras recogía el vestuario, ja, ja, ja, que vio ahí mis bragas y… Creo que las tiene guardadas para sus pajas.

–Pobrecillo… le tendrías que haber hecho una mamadilla de recuerdo. ¿Y de eso te reías?

–No. Luego ha llegado mi amiga la rubia y me tuve que poner el bikini, porque hasta entonces estaba en topless, y entonces me acordé de lo que dijo su amigo de que era una pervertida. Le he preguntado al respecto y, un poco a regañadientes, me lo ha acabado contando todo –Carol volvía a reír mientras me hablaba–. Por lo visto la rubia, Guadalupe, o Guarralupe, como la llaman ellos, es la madre del otro amigo, y desde hace unos años viven con ese viejo, un pervertido rico que no se la folla y solo le pone cachondo mirar como otro tío se tira a su mujer. El hijo les contó que una vez les pilló en plena faena, a su madre follando con un chulo playa y a su padrastro meneándosela viéndolo todo.

–Mujer, a lo mejor solo era un trío y el chico les vio en un momento concreto…

–Eso he pensado yo, pero lo que el hijo de la rubia no sabe es que el otro amigo es uno de los que se suele follar a su madre. Dice que el viejo nunca, nunca participa. Solo se queda ahí, mirando, mientras se la menea. Como mucho, dice, les pide que hagan algo en concreto, pero por lo general ...