Las amigas de Ana. Vacaciones con Carol. Parte 4 - Relatos Eróticos

Las amigas de Ana. Vacaciones con Carol. Parte 4

Las mañanas en la playa empezaban a ser rutinarias. Tres diosas despampanantes en topless y yo siempre dispuesto para darles crema. Carol seguía dándole y negándole atenciones a Mary, según el momento, de tal modo que la excitación de la pelirroja ya era evidente e inextinguible. Supimos por su boca que la noche anterior se habían llevado a una mujer a su casa y las tres habían estado practicando sexo toda la noche. A pesar de eso, no parecía que estuviese satisfecha en absoluto. Creo que había llegado a un punto en el que solo Carol podría calmarla. Lucía observaba sumisa y muerta de vergüenza cómo su novia exponía sin rubor lo liberal de su relación. Mary no se cortó en contarnos los detalles, supongo, para excitar a Carol y escandalizarme a mí.

Yo, sin embargo, escuchaba impasible, sin mostrar sorpresa, pero tampoco la lujuria que me consumía por dentro. Le había prometido dejarla esa noche un rato a solas con Carol para demostrarle que mi mujer me sería fiel. El plan era seguir excitándola sin darle su premio, pero mentiría si no dijese que también quería cerrarle la boca y bajarle un poco los humos.

Por eso pedí a Carol que ese día estuviese especialmente cariñosa con su amiga. Caricias, coqueteos, carantoñas, e incluso algún piquito que otro. Pero que en la cena le parase los pies y no le diese cancha. Como la última vez, después de cenar yo me ofrecí a ayudar a Lucía a fregar los platos, dejando esta vez a Mary y a Carol solitas en el salón.

–No sé por qué me da la sensación –me dijo Lucía–, de que tú y tu mujer estáis jugando con Mary…

Vaya, parece que la sumisa modosita estaba más atenta de lo que yo creía…

–Y a ti te encanta ese juego, pues no le has dicho nada de lo que hablamos el otro día, como te pedí.

–No te confundas. Aún no sé de qué vais, y os estoy dando un voto de confianza porque sé que Carol le tiene mucho aprecio a mi novia, pero como sospeche que queréis hacerle daño a Mary no solo se lo contaré todo, sino que le ayudaré a destruiros…

La amenaza de la morena me asustó y excitó a partes iguales. En ese punto prefería tenerla como aliada que como enemiga, así que la puse frente al fregadero dulcemente, me coloqué tras ella pegando mi paquete a su culo, abrí el grifo y empecé a fregar los platos con ella entre mis brazos mientras le frotaba mi rabo en su trasero.

–Pues te contaré exactamente de qué vamos –le dije mientras fregaba–. Claro que voy a dejar que Carol y Mary follen como ya han hecho otras veces, pero antes de que eso pase pienso ser el primer tío que se tire a tu novia y hacer que tú te folles a Carol no como una sumisa, sino como una mujer con voluntad propia… Mi mujer me ha dicho, literalmente, que no quiere follarte, quiere hacerte el amor.

No sabía si era por mis palabras o por mi polla, pero la respiración de Lucía se agitó considerablemente.

–Mary no va a permitir que te la folles, y como estés pensando en forzarla te la corto ahora mismo.

–Me encanta cuando demuestras que ...