Rosa, sometida y torturada VI - Relatos Eróticos

Rosa, sometida y torturada VI

... derecha hasta su rostro, ofreciendo mi erecto y mojado pezón, para que mamara, mientras él abrió las piernas para dejarme acercar más y cogiendo mis tetas con las dos manos, se puso a chupar los dos pezones alternativamente.

Cerré los ojos y le apreté la cabeza sobre mis pechos, para que no dejara de mamar, ya que era un alivio al dolor que sentía por los golpes recibidos. Notaba como se iba alimentando con mi leche y como se iba formando un enorme bulto en su entrepierna. Sus manos no se quedaban quietas y pude sentir una acariciando mi encharcado coño. Frotaba mi clítoris e introducía dos dedos en la vagina, mientras no dejaba de apretar con sus labios mis pezones, con la otra mano apretaba estrujando el pecho para aumentar el caudal de leche.

Le dejaba hacer todo lo que quería, e incluso mientras me chupaba las tetas, le estaba frotando disimuladamente el pene por encima del pantalón, notando como aquel monstruo estaba aumentando de tamaño a pasos agigantados.

Todo mi interés estaba en conseguir que me comprara y así librarme del castigo que me habían augurado por utilizar el ordenador e intentar pedir ayuda.

Había visto en las imágenes del ordenador, como le cortaban los pezones a una mujer, después de clavárselos en un tablón utilizado como cruz. La pobre había sido empalada por la vagina y el ano, por la sangre derramada no daba la sensación de haber podido sobrevivir.

El destino final de la desdichada no había sido grabado, pero por las heridas sufridas, seguro que habría terminado enterrada en el jardín o disuelta en ácido. Porque en la caseta de la piscina, había visto una trampilla con el signo de una calavera como señal de toxicidad o peligro. Seguro que ese sitio es donde se deshacen de los cuerpos sin que dejen rastro y las ropas y zapatos que hay, habrían pertenecido a las pobres desdichadas.

Mientras mis pensamientos divagaban en lo pasado y en el futuro que me esperaba, el Jeque no dejaba de mamar como un bebé mama de las tetas de su madre, con la diferencia de la fuerza con que me apretaba los pezones y los pechos, dando la sensación de que le iba la vida en ello.

En un momento dado, le desabroché los pantalones dejando su enorme y erecta verga al descubierto. Conseguí separarlo de mis pechos y arrodillándome me metí la polla en la boca. Con eso quería conseguir excitarlo aún más y demostrarle el placer de que era capaz de darle, en el caso de que decidiera comprarme.

Por los estremecimientos de su órgano viril me estaba dando cuenta de el gran placer que estaba sintiendo, pero decidí dar un paso más, sentándome encima de su polla me la metí poco a poco en la vagina con movimientos suaves y alternativos, de arriba hacia abajo y vuelta a empezar. Mis pechos quedaban nuevamente a la altura de su boca y eso le dio la oportunidad de volver a cogerse a ellos para mamar mientras follaba.

Sentir sus labios y dientes dar buena cuenta de mis pechos mientras me sentía llena completamente por su polla, me hizo ...