1. Isa, de rancia reprimida a sumisa caliente (IV)


    Fecha: 05/09/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: SirSenior1964, Fuente: CuentoRelatos

    Tardé algo más de lo pensado, pero allí estaba en la puerta del hotel, con su falda de cuero y tacones.
    
    -Vamos a tu casa, hay que prepararla para tu nueva condición.
    
    Al llegar sacó el mando del garaje, recordándome que su plaza era bastante grande para dos coches, accedimos al edificio por el ascensor, nos cruzamos con un par de vecinas en el rellano, saludaron sin evitar hacer un comentario, Isa no hizo caso más allá de una mueca forzada, abriendo la puerta y dejándome el paso a mi primero. Al cerrar la puerta le abrí por completo la blusa de un tirón, cayeron algunos botones, le saqué las tetas por encima del sujetador.
    
    -Seguro que te pone la situación de chupármela mientras están esas cotillas al otro lado de la puerta.
    
    -Mucho Amo. Me puedo tocar? Estoy muy caliente.
    
    -Si perra quiero que te corras, sabiendo que están ahí.
    
    Empezó a chuparla con detenimiento, yo le apretaba hasta los huevos, ella sabía que tenía que aguantar, cuando ya estaba bien empalmado.
    
    -Desnúdate, date la vuelta y saca el culo.
    
    -Gracias Amo, dijo mientras dejaba caer la falda y me daba un beso.
    
    Quité el plug, le lubrique el culo con sus jugos, me puse un condón y froté primero con mi polla su coño que chorreaba y apuntando de nuevo a su culo, la penetré de golpe, ella dio un grito ahogado por su mano, empezamos un vaivén frenético, le pellizcaba los pezones que estaban duros, se los retorcía, se notaba que le hacía daño pero lo aguantaba y mostraba más su excitación, le di azotes hasta dejar su culo enrojecido, la agarraba fuerte de las caderas, ella apoyada con sus manos en la pared, me imaginaba la cara de las vecinas, pero Isa no estaba para imaginaciones.
    
    -más, más, Amo, más, me corro, ¿puedo?
    
    -Si puta, córrete te sepan en que te has convertido.
    
    Agarrándola del pelo, empujé un par de veces más y me corrí dentro.
    
    -Agg, Agg, gracias, gracias.
    
    Empezando a fluir nuestra corrida por sus piernas, me salí de ella, la volteé y di un morreo. Sabía que me gustaba ver esa cara de Zorra y me regaló una sonrisa traviesa, mientras bajaba a limpiármela.
    
    -Me ha encantado, que morbo.
    
    Cuando nos recompusimos. La tomé de la mano, y nos dirigimos al interior del piso.
    
    -Vamos a tu cuarto, veamos qué cambios hay que hacer.
    
    -Tu cama está bien para dos si solo van a dormir y dado que vamos a darle más uso del que tenía y tienes espacio de sobra, la vas a cambiar por una grande, bastante más grande, pídela y que te la monten.
    
    El dinero no le suponía ningún problema, sin nadar en la abundancia, según me contó, era hija única y huérfana a los veinte tantos, había heredado varias propiedades (un piso en la playa y una casa de pueblo en las cercanías a Madrid), no había sido derrochadora con el sueldo de estos años.
    
    -Dejaré aquí algunos “juguetes” para irlos usando.
    
    -Deshazte de las bragas y sujetadores de vieja. Eres mi puta y vestirás como tal.
    
    -Quiero que utilices ropa que te marque el cuerpo, ya me entiendes.
    
    Ella tomaba nota ...
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