Andrea 9 - Relatos Eróticos

Andrea 9

Llegue a casa agotada, destrozada, manchada de la leche de todos aquellos que habían abusado de mi libremente. Había sido tratada como un animal, subastada y violada, y sin embargo, volvería a repetirlo si mi amada lo ordenaba. No entendía porque me sometía a todo aquello, solo quería ser suya, ¿porque insistir en ponerme esas pruebas una tras otra, esos terribles castigos?.

Llegue temprano. Belén aun estaba en su cama con su joven amante. ¿Estaría enamorada de el?. Me dolía solamente la sospecha, aunque yo sabia que era a mi a quien realmente quería.

Llegue a mi habitación para darme una ducha, después de escuchar los gemidos de mi amada, ajena a mis sufrimientos. Encima de la cama vi que me había dejado un vestido, corto,escotado. Aquella seria mi ropa para ir hoy a mis clases. Recordé que me había ordenado confesarme ante Pam, seducirla, y entregársela. Estaba segura que Pam no participaría en aquella locura, pero me preocupaba su reacción, y sobre todo, la vergüenza que me prudencia confesarme ante ella como una zorra.

Me desnude. En el espejo pude ver las marcas que me habían dejado en mis pechos, recordé aquel baboso repulsivo usándome, todas aquellas manos tocándome, penetrándome… sentí que me mojaba. En la ducha no pude evitar acariciarme, me daba asco pensar que me tocaba por el placer que me producía imaginarme a mi misma en aquel espectáculo de la que había sido la principal actora. ¿Como una podía sentirse llena de asco y al mismo tiempo de placer?. Luego dormí para aprovechar las pocas horas que podían quedarme para descansar.

Me puse el vestido, una ropa interior que me había dejado, un tanga negro. Enrojecí al descubrir que mi tía no había previsto que llevara sujetador. Con aquel escote tendría que andar con mucho cuidado, al mirarme al espejo comprobé que mis pezones marcaban el vestido. No podía hacer nada. Jamas me había vestido de forma tan atrevida. Unos zapatos de tacón, no demasiado, completaban el conjunto.

Al entrar en la cocina vi a mi tía. Calentaba café. Llevaba una bata, y claramente debajo de ella no llevaba nada, su amante ya no estaba. El hijo de puta la había usado, gozado, y se marcho sin mas. Cerdo. Ella me miro sonriente.

- Muy guapa. ¿lo pasaste bien con Pepe? -se reía-

- Gracias. Yo creo que cumplí lo que se esperaba de mi.

- Seguro que si, pero ¿lo pasaste bien?¿que sentiste al ser subastada como un animal en una feria de ganado?

No respondí, sorbí el café. Ella se acerco a mi. Beso mi cuello, sus manos rodearon mi cintura, una acaricio un pecho por encima de la tela del vestido. Mi pezón se incendio de inmediato.

- Recuerda que no soy tu dueña. Tu eres una puta que perteneces a otra persona.

- Si -casi gemía, como la deseaba, deseaba que me desnudara allí mismo-

Coloco sus dos manos sobre mis pechos,mientras su lengua acariciaba mi piel, gire la cabeza ofreciéndole mis labios, que tomo. Se quito la bata. Sus grandes pechos quedaron expuestos, se los bese, ansiosa. Pero no ...