Excursión a la Granja 2 - Relatos Eróticos

Excursión a la Granja 2

... miedo.

"He recibido una prima de quince mil dólares en el año que llevo trabajando en la granja"; me responde.

Siento un pequeño rubor en mi coño, que aumenta rápidamente en intensidad tan pronto como entramos en los establos y me veo rodeada de varias docenas de pony girl. Son espectaculares, mido 1,76 metros de altura, pero todas ellas con las botas que llevan miden casi dos metros de altura, los arneses y corsés de varios colores que envuelven sus cuerpos son preciosos, al igual que los adornos que llevan en sus pezones y sus coños.

"Desafortunadamente, existe amenaza tormenta y tus dos compañeras no podrán disfrutar de la sensación de estar atadas a un carro y conducidas por la granja, pero a cambio podrán disfrutar de otras sensaciones inesperadas.

Mi manejador me guía hasta el centro de los establos, donde Tina y Kate están encadenadas a marcos de madera.

"Hemos tenido suerte"; comenta el gerente, "Aún no han terminado de procesar a las dos alumnas".

No puedo apartar mis ojos de mis dos compañeras, sus cuerpos están brillantes por algún tipo de aceite y no les queda pelo debajo del cuello, el pelo de la cabeza también ha sido afeitado excepto la parte media, que en el caso de Kate, que lucía una melena rizada y larga hasta la mitad de su espalda resulta aterrador.

La mirada en los rostros de mis dos compañeras es claramente de terror, sus ojos están muy abiertos mirando a su alrededor, suplicando con sus ojos y gimiendo a través de la mordaza para que detengan esta pesadilla.

"Tus compañeras están en serios problemas"; me dice mi manejador; "El entrenador de pony girl que se les ha asignado como manejador ha ganado más de doscientos mil dólares en bonificaciones, la mitad de las visitantes que pasan por sus manos terminan como esclavas".

Miro al hombre al que se ha referido mi manejador, y casi me corro al verlo, mi manejador es un chico guapo de unos veinte años, un poco más alto que yo y con un cuerpo musculoso, pero el hombre detrás de mis compañeras es un dios hecho carne: más de dos metros de altura, músculos marcados en todo su cuerpo sin parecer exagerados, cabello moreno hasta sus hombros y ojos azules tan claros que se ven blancos, y un bulto en sus pantalones que parece intimidante.

El hombre se para detrás de Kate y Tina y lleva cada una de sus manos al coño de una de ellas y comienza a masturbarlas.

"Me tomó más tiempo de lo que pensaba conseguir que estas dos putas aceptasen el procesamiento completo"; comenta mirando al grupo, "Pero al final han aceptado y obtendrán una recompensa por ello".

Mientras observo los enormes dedos del entrenador entrando y saliendo de sus coños cada vez más mojados, mi manejador me agarra por debajo de mis tetas, jugando con sus dedos en el pezón donde tengo la etiqueta adherida, su otra mano está detrás de mí jugando con el tapón anal.

"Estoy seguro de que te gustaría estar en su lugar"; me susurra al oído.

Sacudo la cabeza negativamente, mintiéndole, pero ...