Excursión a la Granja 2 - Relatos Eróticos

Excursión a la Granja 2

Excursión a la Granja 2

Me sentí muy cachonda después de haber visto cómo una docena de hombres se follaban a la profesora Helen, probablemente quedándola embarazada. Me digo a mí misma que mi excitación se debe a la inyección que nos han dado, pero realmente sé que no es cierto, siempre he tenido fantasías de esclavitud donde soy follada y esclavizada y ahora, estoy en un lugar donde puedo cumplir esas fantasías.

"Solo tienes que pedírmelo;" me dice mi manejador dándose cuenta de mi excitación.

Lo miro con curiosidad sin saber qué responderle.

"No sois esclavas y no podemos follaros a menos que nos lo pidáis;" comenta mi manejador acercándose a mí y llevando su mano a mi coño mojado, "El único problema es que una vez que nos lo pidas, puedes ser follada por cualquier hombre que lo desee;" añade insertando dos dedos en mi coño.

"¿Quieres que te folle?"; pregunta el manejador pellizcando mi clítoris.

No respondo, no quiero abrir la boca porque sé que si lo hago, lo que saldrá de ella serán gemidos de placer provocados por sus dedos en mi coño, finalmente sacudo la cabeza en negativo.

"Está bien"; comenta dejando de masturbarme, "Queda mucho tiempo de visita, y todas las zorras que nos visitan terminan rogando que las follen".

Siento un estremecimiento ante esas palabras, y trato de detenerme para protestar, pero el manejador tira de la correa y me obliga a seguir caminando.

Caminamos durante diez minutos antes de llegar a los campos de trabajo, la vista que vemos es aterradora, recuerda mucho a las plantaciones de algodón de los estados del sur antes de la guerra civil, alrededor de un centenar de esclavas desnudas están recogiendo diversos productos de la tierra, todas ellas cubiertas de tierra y sus espaldas llenas de marcas rojas hechas por el látigo.

A medida que nos acercamos, trato de buscar a Astrid sin encontrarla por ninguna parte, aunque dejo de buscarla cuando escucho gritar al gerente.

"Mierda Thomas, deja de follarte a esa perra, no es una esclava, es una estudiante"; grita dirigiéndose a alguien.

Mientras miro en la dirección donde el gerente está gritando, veo a un enorme tipo negro de más de dos metros de altura frente a nosotros, está follándose a una esclava acostada boca arriba.

Cuando el negro se levanta y se sale del coño de la esclava, dejo escapar un fuerte grito ante las dos cosas que veo, la primera una polla enorme de más de treinta centímetros, y la segunda que la esclava a la que se está follando es Astrid.

Rápidamente todo el grupo nos acercamos a Astrid, la joven está llorando, su coño está abierto de par en par y sus tetas están llenas de chupetones y pequeños mordiscos.

"Por favor;" Astrid suplica llorando.

"Tranquila, ahora te sacamos de aquí y te llevamos al centro médico"; le dice el gerente claramente enojado con el hombre al que ha llamado Thomas.

"Por favor"; Astrid suplica de nuevo: "Necesito correrme, quiero que me siga follando".

"¿Estás segura?"; ...