Tu, mi complemento perfecto 3 - Relatos Eróticos

Tu, mi complemento perfecto 3

Capítulo 2

En la actualidad, año 2017

Malya

Aún recuerdo aquella mañana fría de invierno en la ciudad de Helsinki, conocida como la capital del diseño y la más grande de Finlandia, donde la temperatura estaba por debajo de los cero grados centígrados y recibí la peor llamada que una adolescente se esperaría. Mis padres habían fallecido en un accidente vial, a causa de un conductor ebrio que no tomó las debidas precauciones para un día con niebla intensa. La neblina, era una de las principales causas de muerte en mi ciudad, pues el invierno, es la época más larga, donde las noches son muy heladas y los días son mayormente nublados. Desde aquel fatídico día, me quedé huérfana a los quince años, al igual que mi hermano menor, quien apenas tenía siete años. Legalmente, estábamos desamparados y sin ningún familiar cercano que pudiera hacerse cargo de nosotros.

Así que, luego del funeral de nuestros padres, el sistema nos envió a una residencia de acogida hasta que alguien pudiera adoptarnos o al menos, hasta que yo, pudiera cumplir mi mayoría de edad. Ambos, nos vimos obligados a abandonar nuestro barrio, nuestra casa, la escuela y la mayor parte de nuestras pertenencias para ir a un lugar que era desconocido por nosotros. Fue una situación difícil para ambos, no lo voy a negar y ese sentimiento de abandono que tenía tras la ausencia de mis padres, me tenía al borde del abismo. Tenía mucha rabia con ellos, por habernos dejado solos a merced de la nada y los culpaba, por ese sufrimiento que nos causaron, al tener que abandonar todo lo que teníamos y conocíamos. Ese sentimiento de rabia se mezclaba con ansiedad, con incertidumbre y un toque de tristeza, porque el vacío que nos dejaron tras su partida es un vacío que nunca se llenará, y la huella de su ausencia será muy difícil de borrar.

Nadie te explica qué tienes que hacer cuando tus padres se mueren, porque se supone que ellos estarán contigo hasta que seas adulto y tengas tus propios hijos, pero cuando esto no ocurre, cuando toda tu vida cambia en cuestión de segundo, es allí donde te das cuenta cuán importante eran esas dos personas para tu vida, ¡Son cosas de las que nunca te cuestionas! Así como nunca te cuestionas todas esas cosas que pudiste y no hacer en compañía de tus padres. Desde aquel verano que pase junto a mi madre en una playa o aquella tarde de otoño que jugué con mi padre y mi hermano con una consola de videojuegos, nada sería igual y eso debía afrontarlo, porque ya no estarían en navidad, ni en los cumpleaños. Ahora todo sería diferente e incluso yo, sería diferente, los echaba tanto de menos, que me dolía el corazón, era un dolor punzante y real que no podía aminorar por más que me esforzara.

Aquel día, cuando vi sus cuerpos inertes sobre ese ataúd de madera, supe que yo no sería igual, pues ahora mi hermano dependía de mí y tenía que madurar, para tomar la gran responsabilidad que se me avecinaba. Ya no podía ser una adolescente risueña y despreocupada ante la ...