Las refugiadas 3 - Pilar y Jonatan - Relatos Eróticos

Las refugiadas 3 - Pilar y Jonatan

... la cocina. Dada la hora que es pensamos… perdón, el cornudo y esta puta pensaron que era mejor preparar algo para comer por si llegábamos a la hora de comer, hacer una parada.

—Buena idea. Aunque solo hace falta la comida para nosotros y pensábamos llamar un Telepizza para que tú abrieses la puerta al repartidor. Llama al cornudo.

—Carí ¿Puedes sa…?

—¿Qué coño de forma es esa de llamarlo? Sabes cómo hacerlo. ¡Hazlo bien! Aunque ya esté viniendo.

—Cornudo ven aquí, que está nuestro señor.

—Eso está mejor.

Jonatan salió de la cocina. Iba quitándose el delantal y se veía que su pequeño pene ya estaba semirrecto. Olha entregó unos folios a Pedro.

—Veo que vas asumiendo que me voy a follar a esta puta con la que te casaste.

—Sí, señor —contestó lanzando una mirada de reojo a Olha.

—No la mires a ella. No viene a follar. Solo viene a grabar el vídeo. Y hablando de vídeos… —Le entrega los fajos de folios—. Firma. Todas las hojas.

Jonatan se sentó en la mesa y empezó a firmar todas las hojas. Sin leerlas.

—¿Te ha contado la puta de qué va todo?

—No señor. Solo me contó que la iba a preñar… o que la llevaría con otros que la preñarían. Me gustaría poder verlo, pero comprendo que quizás no podré.

—¿Solo eso? —Él asintió—. Es más que eso. Es cierto que os grabaremos, u os grabareis vosotros y lo enviareis a un servidor que os indicaré. Como ya te ha dicho, supongo, estaréis desnudos siempre que estéis en mi presencia o alguna de las refugiadas… u otras personas que os iré indicando. En privado, y en público, siempre que sea posible estaréis desnudos. También simplemente cuando os lo ordene.

»Si aceptáis entregarme vuestra vida sexual yo dispondré de ella. Os humillaré o golpearé cuando quiera. Follareis conmigo o quien yo os diga, sin importar el sexo o el estado de la persona con la que os lo ordene. También fijare vuestro vestuario, incluso cuando no esté presente. Os marcaré que ropas podéis poneros y cuáles no.

»Y os indicaré cómo hablar cuando estéis en mi presencia o en presencia de alguna de las personas delante de las cuales tengáis que estar desnudos. Para empezar ella ya no es Pilar sino «Esta puta». No tiene demasiado sentido que tú te dirijas a nosotros diciendo «esta puta» pero siempre que hables de ella te referías a ella como «la puta» ya que, como le decía a ella. No puedes referirte a ella como «mi esposa» pues si os entregáis a mí no tendréis derecho a tener nada y eso debe demostrarlo vuestro lenguaje.

»A la puta ya le he prohibido hablar en primera persona, debiendo hacerlo en tercera de sí misma como si fuese un animal o una cosa. En cuanto a ti la norma es igual. Te referirás a ti como «el cornudo» y siempre que se te diga algo en lugar de decir sí o no repetirás la frase diciendo que la aceptas o que no la entiendes. ¿Está claro?

—El cornudo entiende que tiene que referirse a sí mismo en tercera persona como la mascota que es y que no puede tener nada ni referirse a la puta como una ...