Las refugiadas - Anastasia y la tatuadora - Relatos Eróticos

Las refugiadas - Anastasia y la tatuadora

... un dildo. O que quiera que le coma el coño…

—¿Y tu novio que opina de eso? Porque el calvo es tu novio, ¿no?

—Mio y de otras seis más. Mientras lleve a casa el dinero para mantener la tienda le da igual que tatúe o que me prostituya. Tiene novias más jóvenes para disfrutar y a nosotras nos usa para ingresar.

»Cómo este mes no llego con la facturación me tiene ya tres días sin comer.

—Pues déjalo. No merece la pena.

—¿Y qué voy a hacer? La tienda es suya. No tengo estudios ni dinero. Ni un lugar donde follar o vivir.

»Habrás visto entrar clientes que no son los típicos que se tatúan…

—Sí, pero pensé que serían de los que llevan tatuajes en zonas tapadas por la ropa.

—No. La mayoría vienen a follar. Pero este mes ni eso.

La camarera había puesto las cervezas en la barra, junto al tique y las vueltas. Salió de detrás de la barra y le cogió una teta con la mano.

—Cuando acabes con ellos vente «pa ca». Aunque no te den propina, si me comes el coño bien tendrás un bocadillo gratis.

»Más no, pero un bocadillo al día me lo puedo permitir.

—Cuando acabe con ellos vengo.

Nuria cogió las cervezas. Anastasia estaba sujetando la cámara y Pedro escribiendo en un papel. Él cogió el tercio y lo abrió. Le indicó que se sentase frente al trípode.

—He hecho una lista de cosas. Cosas para hacer contigo, que por supuesto serán grabadas y yo me quedaré el vídeo.

»Además firmarás un papel donde me autorizas a difundirlo por internet y por cualquier otro método, incluso comercial.

»¿Tienes alguna impresora en la tienda?

—Sí pero no sé si se puede usar…

—Tendrás un correo o algo así. —Ella afirmó con la cabeza—. Con eso bastará. Te pagaré cuando firmes el papel, al final.

»Bien. Pasaré a leerte la lista.

Pedro pasó a leer una larga lista de prácticas BDSM. Cuando acabó le entregó el papel.

—Ahora las leerás tú, si tienes alguna duda preguntas, y dirás si aceptas o no. Si aceptas te diré cuanto cobrarás por la práctica completa. Si no lo haces bien solo por la parte que llegues a completar.

—¿Cuánto dices que cobraré si lo hago todo?

—Todo bien dos mil quinientos.

—Pues empecemos. Acepto todo. Todo. Lo primero de la lista es servirte de retrete a ti y a Anastasia. Joaquin, mi amo, ya ha meado en mi boca un par de veces. No es tan malo.

—No voy a mear en tu boca… solo.

—Con el hambre que tengo después de tres días… hasta la mierda me parece bien.

—Bueno. —Pedro se terminó la cerveza—. Empieza por desnudarte, no vayas a manchar la falda. —Se abrió la bragueta del pantalón—. Primero vaciaremos los líquidos.

—No hace falta ser eufemístico —replicó Nuria—. Vas a mear en mi boca. Y yo tataré de bebérmelo todo.

Pedro entró en la imagen y cuando ella abrió la boca empezó a mear en ella. Con dificultad y mojándose un poco consiguió beber la mayoría y que lo poco que cayó encima no resbalase de su cuerpo al suelo. Cuando Pedro le anunció que iba a alimentarla ella pidió un momento. Se dirigió a ...