1. Las refugiadas - Anastasia y la tatuadora


    Fecha: 29/12/2023, Categorías: Lesbianas Autor: JBWriter, Fuente: TodoRelatos

    ... me gustas porque Anastasia tendrá mi edad. —Pedro abrió una puerta y vio que era un armario con trastos de limpieza. Tomó una escoba y empezó a desenrollar el palo—. Y la has adquirido. Por eso creo que…
    
    —¿Has visto la marca que le he puesto a Anastasia? —Pedro señaló el pubis oculto por su propio cuerpo al estar tumbada boca abajo—. ¿Crees que podrías aguantarla?
    
    —Por usted sí. —Pegó una palmada en la nalga de Anastasia—. Te puedes levantar. Os enseñaré un catálogo por si queréis escoger un dibujo. Esto ya está lo suficientemente curado como para hacer el nuevo tatuaje. ¿Hay que atarla esta vez?
    
    —No. Esta vez no —se giró hacia Anastasia—. Ponte el sujetador hasta que te empiece a tatuar. —Cogió la cámara de video y empezó a grabar, enfocó a Nuria—. Así que harías lo que te pidiera por dinero, ¿no?
    
    —Sí. Y también por la posibilidad de que me compres a mi amo y no dejes que me…
    
    —Eso lo hablaremos luego. —Le entregó un billete de cincuenta euros que había preparado—. Vas a cruzar al local de enfrente y comparas dos cervezas: Un tercio bien frío, si tienen negra mejor que rubia, y una de litro, si la tienen sin enfriar mejor. —Nuria cogió el dinero y fue a ponerse el top—. Pchh, pchh pchh —chasqueó Pedro la lengua—, no te he dicho que te pongas el top. Iras así, además quiero que te quedes sin dar la espalda a la tienda. Te estaré grabando desde el escaparate. Y pide el tique.
    
    —Pero… ¿al ir?
    
    —Al ir, iras de espaldas; pero cuando pidas quiero que te quedes de perfil; como mínimo.
    
    Nuria salió del estudio, siempre mirando a Pedro que iba delante de ella grabándola, Lo adelantó para salir del local. Por suerte, pensó, no hay mucha gente en el centro comercial.
    
    Cruzo el pasillo del centro comercial, entró en el bar y se situó en la parte de la barra perpendicular a la puerta y no en la pequeña parte que daba al exterior, así quedo de perfil a su propio escaparte.
    
    —Hola. Quiero un tercio frío, si puede ser de cerveza negra y una litrona sin refrigerar.
    
    —Hola. —La dueña del bar y dependienta, una mujer de algo más de cincuenta años, la miró fijamente—. Ahora te lo traigo… ¿y no quieres algo para la memoria?
    
    —¿Para la memoria?, no. Si pudiera te pediría algo de comer, pero tengo que entregarle el tique al cliente, así que no puedo.
    
    —Con esas tetas tan bonitas, seguro que consigues lo que quieras. Y más si las llevas así. Entiendo que hace calor, pero…
    
    —Digamos que es parte del servicio —miró hacia el escaparate de su local—. Naturalidad, no saludes que me está grabando.
    
    —¡Ah! ¿Por eso vas con las tetas al aire? Es una especie de cámara oculta.
    
    —Sí, pero no para ti.
    
    —¿Entonces?
    
    —Solo es para exhibirme y humillarme.
    
    —¿Y disfruta solo con eso?
    
    —Supongo que luego me pedirá algo más. —Nuria se encogió de hombros—. No sé si antes o después de tatuar a su pareja. Posiblemente me folle delante de ella o haga que me folle ella.
    
    —¿Cómo te va a follar ella?
    
    —Puede que lleven un arnés en la bolsa? O sólo ...
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