Las refugiadas - Anastasia y la tatuadora - Relatos Eróticos

Las refugiadas - Anastasia y la tatuadora

... comer.

—¿Y eso?

—Si no llegamos a facturar lo bastante para cubrir gastos Joaquin, mi amo, no nos deja cenar… Esa es la única comida que hacemos al día, salvo que aquí me escape y compre algo, pero tiene que ser con lo que ingresemos sin que conste en la caja de la tienda.

»Pero últimamente ni contestaciones tengo a mis anuncios en valenciacitas o hotvalencia y como con la nueva ley me han eliminado pasion.

—Así que lo harías por dinero, ¿eh? Y no tendrás material de BDSM aquí.

—No. Salvo lo relacionado con el negocio. —Anastasia se tumbó en la camilla boca abajo—. También puedo grabarte un vídeo con el cambio de tatuaje, si ya está lista, incluso tatuarla desnuda.

—Va a estar tumbada boca abajo.

—¡No! Me refiero a desnuda yo. —Se quitó el top quedando con las tetas al aire.

—¿Harías lo que fuese por dinero?

—En estos momentos sí… o casi. —Nuria examinaba la herida de Anastasia mientras seguía hablando—. No me mutilaría, pero salvo eso, cualquier cosa. ¿Dañarme las tetas?, aquí las tienes. —Las tomó por debajo con las manos y las elevó—. ¿Quieres mi ano? Tomalo. ¿Golpearme el coño?, Te entregaré la vara, ¿usarme de retrete?, dilo y abriré la boca. Necesito quinientos treinta euros para cumplir mi cuota de hoy, mil trescientos para la del mes.

—Por mil trescientos tendría que ser mucho más que pegarte en las tetas y que estés desnuda mientras la tatúas.

—Podría follarme… hasta con los dos puños.

—¿Lo has hecho?

—No. Joaquin, se lo hizo a una de las chicas y pareció muy doloroso.

—Pero tú no eres masoquista, ¿no?

—No. Pero sé que a los hombres os gusta hacernos daño. Y espero que estéis dispuestos a pagar por ello.

—Podría decirte que sí… pero no voy a aceptar tu oferta.

—¿Por qué?

—Porque no es solo cuestión de dolor, Si te lo hago, sin prepararte… Y por preparación me refiero a días estirando tu coño, podría lesionarte. Y no creo que sea eso lo que buscas.

—Con mi edad lo que busco es la supervivencia. Hace meses que mi amo no me folla. Tiene a tres chicas más jóvenes, entre catorce y dieciséis años, a las que está formando para sustituirnos. De una de ellas ya tiene el permiso de los padres para tatuarla. Así que en breve nos obligará a una de nosotras a contratarla.

—¿Una de nosotras? Creía que solo estabas tú aquí. —Pedro empezó a dar vueltas por el local.

—Sí, salvo cuando viene Joaquin, para hacer un tatuaje o piercing especialmente complejo o difícil. Pero él tiene otros tres locales atendidos como este por una de sus esclavas. Y cuando alguna esté lista… me venderá.

»¿Podrías comprarme tú? No pareces como esos cabrones a los que nos suele vender.

—Tampoco serán tan malos…

—Lo son créeme. A la última me hicieron mutilarla.

—¿Mutilarla? ¿No le quita eso valor?

—Para esos misóginos no. Le tuve que quitar los labios y el clítoris.

»La mayoría de hombres quiere carne fresca, jovencitas y eso… O bien buscan resistentes y con experiencia… pero con muy mal futuro. Tú ...