1. Tentado en el aula


    Fecha: 01/11/2023, Categorías: Jóvenes Autor: baco, Fuente: RelatosEróticos

    ... ella.
    
    Al finalizar la clase ordené que abandonaran el aula y aquella pequeña morenita se despidió con una amabilidad tan extravagante que no pude corresponder sino con un ademán de saludo.
    
    No pude sacarme esa imagen de la cabeza, durante toda la clase estuve tratando de no mirarla y aún así la miraba y siempre la sorprendía mirándome extremadamente atenta y complaciente. Juraría que sabía qué tipo de dudas cocinaba en mí con el simple acto de observarme pero era tan confuso adoptar una posición respecto a ello que el resto del día se transformo en una especie de placentera tortura.
    
    Sin sobresaltos llegué al final de ese lunes. La próxima vez que la vería sería un jueves y aunque no estaba completamente obsesionado; una especie de expectativa se alimentó de mí el resto de la semana.
    
    Las otras clases no presentaban sobresaltos de este calibre. Las alumnas si bien eran, en algunos casos, directas en sus intenciones, carecían de misterio y gracia. Tampoco es que yo buscara de ello o lo correspondiera, simplemente lo observaba como un comportamiento natural hasta cierto punto. ¿Qué tenía ella?
    
    En la clase del jueves practicamos escritura libre, simplemente para evaluar el nivel de ortografía que manejaban y así afrontar desde algún punto los objetivos de cada uno. Ese día ella estuvo tan concentrada en su escrito que ni yo me di cuenta que me estaba concentrando en ella. Y aunque mi displicencia para este tipo de cuestiones es bastante pronunciada no escapaba a mi propio saber lo que sucedía.
    
    Algunos escribieron poemas, otros historias cómicas, ella escribió un cuento en prosa muy original que vino a amargar más la existencia de ese extraño fetiche que comenzaba a tomar forma.
    
    Gaby de alguna forma comprendió lo que sucedía. Por alguna razón le parecía tierno y encantador generar tal tortura en él. Con el paso de los días lo veía en los pasillos a la hora de los recesos y lo saludaba cariñosamente sabiendo y sin saber lo que hacía. Era un juego que se iba encendiendo en ambos en magnitudes diferentes: en ella era una pequeña llama que poco a poco va calentando el agua del caldero y en él era el cronométrico tic tac del reloj de una bomba de tiempo. Ella persistía. El se contenía.
    
    Conforme fueron pasando las clases el juego se había transformado en peregrinaje para los dos. Ella había alcanzado un nivel de amistad con él, aunque distante, bastante estrecha. Él había cedido a los encantos innatos de ella y le permitía un espacio de camaradería que sólo compartía con ella. Se consolido entonces una relación tan sencilla como peligrosa: un águila y una serpiente; un toro y un torero. Donde roles se intercambiaban algunas veces, siendo ella la que mayormente ocupaba la posición de ataque.
    
    Los saludos en los pasillos se extendían progresivamente, recomendaciones de lecturas iban y venían, enseguida dieron paso a las bromas, chistes y chismes. Todo en una nube de peligro perpetuo.
    
    No sabría decir desde qué momento dejé de verla ...
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