Mi primera relación ciber IV - Relatos Eróticos

Mi primera relación ciber IV

Una vez conectados, su amo le pregunto:

-¿impaciente perrita?

-Marta respondió con un ladrido.

Ya puedes abrir el paquete, marta se afanaba a abrir el paquete de cartón dentro del mismo otra caja más pequeña, sus manos temblaban de tal modo que era incapaz de coordinar algo tan sencillo como abrir un precinto. Cuando por fin vio el contenido no pudo evitar ponerse a llorar mientras miraba la pantalla sin dejar de darme las gracias, estaba emocionadísima con su collar.

Era el momento de dar un paso más de ahí el regalo era un collar de perra de verdad, negro con tachuelas, había cogido una talla grande pensando en el cuello de persona. Marta no dudo ni un momento y se puso el collar sin dudarlo, estaba desnuda de pie mostrándose como siempre hacia totalmente ofrecida, pero hoy había una diferencia, hoy era propiedad de alguien cosa que deseaba más que nada desde que comenzó este modo de vida.

-Bien perrita vamos a empezar hoy va a ser intensa la sesión quiero que te coloques dos pinzas en cada labio de tu mojado coño y uno en cada pezón, Marta obedecía, eran pinzas de madera así que las de su entrepierna no tardaron en oscurecerse debido a la humedad que desprendía, ahora coge los pesos caseros que hemos fabricado y pon uno en cada una de las pinzas. Una vez colocados se veía a través de la cámara como los pesos estiraban sus labios, entonces le pedí que fuese a por un lápiz que sabía estaban a la otra punta de la sala. Marta caminaba como podía sentía esa mezcla de dolor y placer que ya empezaba a conocer y tanto le gustaba, yo cada vez me excitaba antes y las humillaciones eran más creativas.

Con el lápiz perrita golpea suavemente tu clítoris mientras no dejas de balancearte, así estuvo cerca de 5 minutos hasta que ambas pinzas se soltaron, dejando un grito estremecedor en la sala y sus piernas cerradas debido a la pequeña molestia que sentía junto a las ganas que tenia de correrse.

Túmbate de cara a la cámara y córrete con el lápiz perrita, recuerda pedir permiso, esta metodología ya era conocida para marta, lo que no esperaba era el cambio de plan en ese día.

Marta como siempre empezó a ladrar, mientras yo me hacia el sordo y seguía pajeándome, en su cara solo se veían muestras de desesperación cuando mientras ladraba le ordene parar y ponerse frente a la cámara:

-Perrita saca la lengua, y empecé a correrme dejando todo mi cuarto lleno de lefa mientras ella observaba expuesta con la lengua fuera, las pinzas en sus pezones y su coño empapado y enrojecido recibían mi corrida a través de la cámara.

¿Estarás caliente no perrita? Marta asentía con la cabeza mientras ladraba para afirmar, vamos a ver ese coño que ahora me pertenece cuanto da de sí, siempre me había llamado la atención la penetración con grandes objetos así que mande a la cocina y le dije que eligiese el objeto que ella considerara oportuno y veríamos si así llegaba al deseado orgasmo.

Marta volvió de la cocina con una zanahoria y un calabacín, no ...