Mi primera relación ciber III - Relatos Eróticos

Mi primera relación ciber III

... oigo, no sé qué intentas pedir, Marta ladraba mas fuerte, está bien está bien regálame tu orgasmo y sus piernas se cerraron al puro estilo Marilyn Monroe en la imagen mítica del viento y la falda, Marta cayo de rodillas al suelo, sus gritos se debieron escuchar hasta en el ático, pero la bala no dejaba de vibrar y sin poder ni siquiera levantarse, mirándome con unos ojos llorosos del placer empezó a ladrar de nuevo, estaba encadenando orgasmos sin parar, uno tras otro, el clítoris debía estar hinchado sin dejar de palpitar empezando a molestarle cuando de repente mi polla no podía aguantar más y empecé a correrme en un orgasmo brutal después de ver a Marta como se corría incontables veces hasta molestarle la bala le ordene pararla y se dejó caer en el suelo derrotada después de tanto orgasmo seguido.

Habíamos perdido la noción del tiempo cuando de repente sonó el timbre de su casa y tuvo que desconectar todo corriendo y no supe de ella hasta la noche, me quede preocupado por su hubiese sido su marido, habíamos estado más de una hora entre preparativos y juegos y nuestras parejas podían llegar en cualquier momento.

Por la noche le pregunte si había tenido algún percance, aproveche para dejarle las instrucciones de mañana. Marta acudía al trabajo caminando, así que le dije que se llevara las bolas chinas puestas, no parece tarea complicada pero si le añades que vas en vestido y sin bragas la cosa se complica un poco más, al llegar al trabajo me envió una foto y me escribió el correo diario correspondiente.

Buenos días señor.

-Ayer por la tarde fue un repartidor, menos mal porque no hubiese tenido tiempo de organizar todo, quiero que sepa que fueron los orgasmos más intensos que tuve hasta ahora, tampoco soy una experta ya que solo conocí a mi marido en la cama, esto lo estoy disfrutando mucho.

He cumplido sus instrucciones y quiero que sepa que no es nada fácil caminar con dos bolas de 30gr cada una dentro del coño estando empapada y sin unas bragas que no permitan que caigan, solo deseaba llegar y sentarme en trabajo para asegurarme que no estaban en su sitio.

Con ganas de que llegue la tarde su Marta.

Los días iban pasando entre sesión y sesión, luego seguíamos con los correos diarios con sus instrucciones de todo tipo, yo cada vez le mandaba cosas más complicadas y ella siempre me contestaba al llegar al trabajo con una imagen de la tarea de ese día.

La confianza en la relación iba creciendo y poco a poco sabíamos más cosas el uno del otro, las semanas de regla dan para mucha charla, otra de las sesiones que mejor recuerdo fue cuando al cabo de 3 meses de vernos de lunes a viernes casi a diario, en mi correo del día anterior le escribo lo siguiente:

Buenas noches perrita.

La tarea de mañana va a ser algo distinta, tienes que ir a la oficina de correos, allí hay un paquete a mi nombre recógelo y después continuas con tus rutinas hasta la tarde que nos veamos, ni se te ocurra abrirlo hasta que conectemos las ...