1. El sereno de la fábrica


    Fecha: 20/08/2019, Categorías: Gays Autor: Qurioson, Fuente: CuentoRelatos

    Unas pocas semanas después del encuentro donde Alberto, aquel hombre que me desvirgó, me traicionó entregándome a un amigo para que se aproveche de mí, empecé de a poco a sentir la necesidad y el deseo de volver a tener un macho a mi lado, comencé a salir en el auto de mi papá a dar vueltas solo, en esa época se acostumbraba que los homosexuales anduvieran caminando en las noches por los alrededores de Avenida Santa Fe y Pueyrredón, los que tenían auto iban y venían varias cuadras mirando si podían levantar a alguno, unos más arriesgados se paraban en las esquinas y miraban a los que pasaban en coche, otros caminaban ida y vuelta y había que seguirlos y parar a ver si acercaban al auto y otros hacían que esperaban el colectivo para disimular.
    
    Empecé a dar vueltas por ahí con el auto, pero las primeras veces me daba miedo subir a un desconocido, lo tenía que mirar 100 veces para ver si me parecía confiable, una de esas noches que lo intente, di vueltas por horas hasta que decidí volver a mi casa cansado de no dar con nadie que me caiga bien, no recuerdo por donde fue, pero en la parada de un colectivo vi un morocho muy lindo, tez mate y labios gruesos, alto como de 1.85 o más, yo soy bajito y menudo, solo mido 1.60, pase por donde él estaba y lo miré y él también me miró y se dio vuelta para ver que hacia cuando pasé.
    
    Me gustó su aspecto y a pesar de tener rasgos no muy lindos, me inspiró confianza, creo que sus rasgos también me resultaban muy atractivos, porque lo percibí muy varonil, me animé y di la vuelta y volví a pasar por delante de él, ahora bastante más despacio para poder vernos mejor, al pasar nuevamente no me quitó la vista de encima todo el tiempo que me fui acercando y pasé por delante suyo, pare unos 30 o 40 metros más adelante y me quede estacionado con el motor en marcha y las luces prendidas, entonces hizo los que yo esperaba, empezó a caminar hacia donde estaba mi auto y al pasar a la altura de mi coche, miro sin disimulo, le hice un gesto de aprobación con la cabeza y se acercó a la puerta del acompañante. En esos años no era bien visto que dos hombres se comporten de esa forma y entonces para no despertar sospechas lo mejor era que suba inmediatamente al auto como si se tratara de un encuentro de dos amigos.
    
    Así que subió, ese momento para mí era terrible, sentía mucho miedo cada vez que hacía una cosa así, pero ahora voy a contar ésta que fue la primera vez que levantaba un chongo, como se dice ahora, por la calle, la charla habitual en estos casos empezaba con “¿qué hacías?” y ahí los dos confesamos que estábamos paseando un poco para no aburrirnos, algunos más osados preguntaban que estás buscando, refiriéndose a tu papel en la cama y en este caso Mario, que así se llamaba me lo preguntó, para no perder tiempo y evitar confusiones le contesté claramente que yo era solo pasivo con hombres.
    
    De inmediato me tomó una mano y la llevó a su bulto, que era interesante por cierto, lo toqué un poco y me dijo “si querés ...
«1234»