1. La niña del balneario (Final)


    Fecha: 20/08/2019, Categorías: Hetero Sexo con Maduras Voyerismo Autor: MarioMM, Fuente: SexoSinTabues30

    ... lavarlo?
    
    Anna: mmm… bueno
    
    La alejé un poco de la regadera, tomé su shampoo, llené mi mano de él como si quisiera acabarme la botella, y comencé a acariciar su cuero cabelludo, masajeaba suave y lentamente, buscando llenarla de espuma y crear esa sensación de relajación. Ella hizo su cuerpo un poco hacia atrás, provocando que mi enfilado sable pinchara su espalda, su reacción fue que, en lugar de quitarse, se echó todavía más hacia mí, curiosa de sentir el contacto piel con piel.
    
    Eso me éxito de manera increíble, por lo que involuntariamente empecé a mover mis caderas lentamente a fin de puntearla, era delicioso, exquisito, su piel era de seda. Nunca había sentido una piel tan femenina y suave, seguí masajeando su melena y punteándola unos minutos, más de lo que se tardaría alguien en lavar el cabello, pero tampoco demasiado.
    
    Me retire un poco, tome el jabón y comencé a untar mis manos, le di una rápida pasada con este a mi pene a fin de lubricarlo, me arrodille y me dispuse a lavar la bella espalda de la niña, ella dócil se dejaba hacer y dada mi posición mi pene esta vez se infiltraba en sus muslitos de terciopelo. Tras enjabonar su espalda decidí dar un paso más, pasando mis manos a su abdomen y posteriormente a sus pechitos. Nunca había tocado los senitos de una niña, eran un par de bolitas diminutas y suaves, sus pezones posiblemente lo más suave que jamás toqué nunca. Ella comenzó a suspirar y a respirar de manera un poco más agitada, ¡se estaba excitando!
    
    Me tomé mi tiempo, me hubiera gustado penetrarla en ese momento y bombearla de tal manera que fuera doloroso para ambos, pero no debía, todo a su tiempo. Tallé sus bracitos, sus hombros, sus axilas, su cuello, acariciándola toda y masajeándola. Despegue mi pene de sus muslos para agacharme un poco más, llegue a su generoso trasero y comencé a acariciarlo superficialmente, quería darle unas nalgadas, era tan carnoso. Unté mi mano con más jabón y la metí en su raya, está vez apretando y masajeando de manera más morbosa cada una de sus nalgas, intentando estimular indirectamente su anito.
    
    Ella no decía nada, estaba totalmente dócil y sumisa a mis lascivos manoseos, nunca hizo ningún intento por alejarse, al contrario, estaba completamente receptiva.
    
    Acaricie sus piernas, pantorrillas, tobillos y pies, no soy fetichista de pies en lo más mínimo, pero eran tan bonitos que no los dejaría sin besar, lamer o chupar si tuviera oportunidad.
    
    Finalmente, llegue al lugar tan esperado, me puse frente a ella con la erección más dura que nunca, la tome de una mano arrodillado como estaba, subí una de sus piernas en la mía y comencé a acariciar su vagina superficialmente. Increíble, se dejaba guiar por completo, ahí si no pudo evitar soltar gemidos de poco a poco, intentaba mirarla a los ojos mientras la masturbaba, pero ella no los abría, solo se dejaba llevar por el placer. Empecé a pasar mi dedo por en medio de su vagina, como queriendo abrirla al pasito y así, sentir sus labios ...
«1234...»