Una decisión importante. (2/2) - Relatos Eróticos

Una decisión importante. (2/2)

... oírlo de su boca. Cuando llegué a la altura de su cara, mi polla se apoyó en la entrada de su coñito mientras besaba sus labios con pasión:

—Pídemelo mi amor, quiero oírtelo decir, dime lo que deseas. —Le pedí a Vanesa.

—Fóllame mi vida…revientameeee… —Gimió desesperada adelantando sus caderas. —Pero hazlo despacio la tienes muy grandeeee…¡¡AHHHHH!! —Casi gritó Vanesa.

Se la metí del tirón, Vanesa estaba tan cachonda y lubricada que mi polla se deslizó sin problemas en su vagina hasta que hizo tope en su matriz, momento en el que arqueó su espalda estallando en su primer orgasmo con mi polla dentro de ella.

—Marcoooo…que gusto jodeeeer…me corroooh…

Noté como su coñito se licuaba, y empapaba mi polla y mis huevos. Sin dejar que descansase, bombeé como un pistón su coñito, mientras ella gritaba, se abrazaba a mí, comía mi boca y seguía corriéndose como una primeriza.

No sé cuánto tiempo estuve follándola. Mi polla se perdía dentro de ella y su coñito se la comía sin problema, hasta que mis pelotas rebotaban en su anito. Se corrió muchas más veces mientras mi polla seguía bombeando su coñito sin descanso y en cada orgasmo suyo, mi aguante menguaba en progresión geométrica

Lógicamente todo tiene un límite y mi resistencia, y la entrega de esa niña hicieron que mi orgasmo fuese inevitable. Lo estábamos haciendo a pelo, sin gomita, y mi deseo era correrme dentro de ella.

—Vanesa, me voy a correr, no aguanto mucho más.

—Dentro mi amor…haz…hazlo dentrooo…no la saqueees —Me pidió Vane, con la poca cordura que le quedaba

—Vaneeeeee… —Gemí en su oído

—Marco, joder…joder…siiiiiii…Dioooos como te sientooooo…

Se que Vane tuvo que notar como mi polla se hinchó, poniéndose más dura que el acero, mientras empezaba a deslecharse en el útero de mi niña que al notarlo se abrazó con fuerza a mí y explotó en un orgasmo largo y brutal que la dejó totalmente agotada.

Llené de besos su cara y sus labios, mientras mis caderas seguían meciéndose, haciendo que mi verga entrase y saliese de su coñito, mientras mi abundante corrida, empezaba a desbordarse cayendo entre sus nalgas y lubricando su anito:

—Dios Marco, ha sido increíble. Nunca había sentido nada igual, Tamara ya me lo advirtió.

—Esto no terminado mi amor, quiero más de ti, mucho más.

Cuando me salí de su interior, tenía el coño más abierto que las puertas de la catedral y de su interior caían sus fluidos y mi corrida mojando más aun su anito:

—Date la vuelta amor, ponte en cuatro. —Le pedí a Vanesa.

Ella obedeció sin rechistar, acomodó su pecho en la cama, abrió sus piernas y hundió sus riñones ofreciéndome sus dos agujeritos. Esa visión era para perder la cabeza. La joven más bella que conocía, deseable hasta decir basta, estaba en una de las mejores posiciones que un hombre pudiera desear. Mi polla dolía de lo dura que estaba y sin dudarlo la dejé a la entrada de su coñito y con un ligero movimiento de mis caderas, vi como esos labios se abrían dejando paso ...