La madre que me parió
Fecha: 14/08/2019,
Categorías:
Incesto
Autor: VictoriaSG, Fuente: TodoRelatos
... bien?
- Más o menos, cuando dejaron de hacer ruido.
- Yo igual, espero no dormirme en clase.
- Tienes que hacer algo, Mateo, habla con ella.
- Sabes que no nos hace caso, pasa de nosotros.
- Inténtalo, por favor.
- Haré lo que pueda.
Pero no tuve que hacer nada porque fue ella la que vino a por mí hecha una furia.
- Lo que hiciste anoche es intolerable.
- Estamos hartos, esto tiene que acabar.
- No tienes derecho a meterte en mi vida.
- Estás engañando a papá.
- Eso tampoco es asunto tuyo.
- Soy el único que se preocupa por Valeria. ¿Quieres que sea una puta como tú?
El bofetón resonó por toda la casa. Sé que no debería hablar así a mi madre, pero la situación era límite. Me mandó a clase y me dijo que esa noche me iba a enterar de lo que era una madre enfadada. Pasé un día horrible intentando averiguar a qué se refería. Yo ya no tenía edad para que me castigara, ni creía que se atreviera a pegarme otra vez. Si intentaba echarme de casa me haría un favor, porque le contaría todo a mi padre y él se pondría de nuestro lado, se acabarían los chantajes para que tuviéramos la boca cerrada.
Después de las clases y del entrenamiento volví a casa. Cuando llegué parecía no haber nadie, llamé a mi hermana a gritos pero no contestó. Al cabo de un rato apareció mi madre con una bata corta, me dijo que Valeria se quedaba a dormir en casa de una amiga y que ya estaba la cena. Nos sentamos a la mesa y cenamos en silencio mientras veíamos la tele, un famoso programa con marionetas de peluche. Ni rastro de la bronca o la paliza que se suponía que me iba a dar.
Una vez terminamos me dio las buenas noches, fui al cuarto de baño a lavarme los dientes y me tumbé en la cama a ver una serie en el portátil. A punto ya de dormirme pensé en lo extraño que era que todavía no hubiera llegado ningún tío. Puede que mi irrupción de anoche y la breve charla de lamañana hubieran surtido efecto. Entonces escuché como se cerraba la puerta de su habitación y cuando creí que se dirigía a recibir a alguien, se abrió mi propia puerta.
- ¿Qué haces aquí a esta hora?
- Tú y yo tenemos algo pendiente.
- No es verdad, solo queremos que nos dejes descansar.
- Eres igual que tu padre, te escandaliza el sexo, el placer, disfrutar.
- Mientes. Disfruta lo que te dé la gana, pero no mientras estés casada.
- Nunca te han echado un buen polvo, ¿verdad?
- ¿A qué viene eso?
- No me digas que sigues siendo virgen...
- No te voy a contestar.
- Claro que lo eres. Pero eso tiene solución, mi niño.
Se abrió la bata y dejó todos sus encantos al descubierto. Unos pechos enormes que desafiaban a la gravedad y unas partes bajas cubiertas con un diminuto triángulo de pelo cortito. Tenía razón, seguía siendo virgen, pero no por falta de ganas u oportunidades, sino porque intentaba alejarme de la imagen que tenía de mi madre, pero ella estaba dispuesta a acabar con eso aquella misma noche.
Me hubiera encantado poder rechazarla, ...