Cuando se te sube el muerto - Relatos Eróticos

Cuando se te sube el muerto

... unas uñas en mis pechos

Abrí los ojos y ya no veía el rostro de la conductora, miraba unos ojos amarillos, rasgados, unos colmillo y una lengua tipo serpiente, que se agacho a mi cara y me dejaba caer su saliva espesa y ardiente, batiendo unas alas tipo murciélago sentía un viento como si fuera un abanico gigante, sus uñas se clavaban y rasguñaban mi vientre, su puntiagudo clítoris penetraba mis labios vaginales, su aliento bañaba mi rostro, mientras ella con un ritmo salvaje movía sus caderas en círculos follándome por la panocha, clavándome duro las uñas se retrepo hasta llegar a mi rostro, sus dedos índice y medio peinaron su pelambre abriéndose los labios, viendo su erecto clítoris se restregó en mi boca, su panocha llena de jugos sexuales, empezó a venirse en espeso liquido caliente, sentía que me asfixiaba, mis brazos y piernas fuertemente

Cuando desperté las sabanas estaban enredadas en mis brazos y piernas, el programa extranormal ya estaba en sus finales, y la conductora dijo su frase “descanse si es que puede”, me levante toda sacada de honda, me bañe y al tallarme la cucaracha sentí que la tenía llena de mi crema sexual, saliendo de bañarme me dije “bailando Berta llamando al Santo”, abrí mi mochila y saque mi ropa de cacería, leguins ajustados a la cadera, tanga para que se note que la llevo puesta y sobresalga del leguins top deportivo para mostrar vientre y ombligo, chaleco sin abotonar, todo el licra negra brillante, baje y saliendo por la entrada principal no se porque me dirigí al callejón del beso, cuando mi estaba acercando escuche unos tacones, y dando vuelta en una esquina ahí estaba chava que me dio la información de callejón, caminando dándome la espalda, deduje que era ella por su vestimenta en color azul, acercándome por su espalda tomándole de los hombros le dije “la leyenda dice que cualquier pareja que pise el callejón debe pararse en el tercer escalón y darse un romántico beso” cuando volteo a verme la abrace pegándome a su cuerpo dándole un beso largo, húmedo, enredando nuestras lenguas en un erótico combate de saber que lengua vencería a la otra

Cuando dejamos de besarnos ella jadeaba, nuestras bocas escurrían saliva, con mi lengua le limpie la boca bebiendo lo que de su boca salía, y ella no queriéndose quedar atrás hizo lo mismo, tomándola de la mano le dije “bañada, limpia y con ganas de no quedarme con la maldición”, dirigiéndome al hotel camine llevándola atrás de mí, indicándole donde estaba hospedada, ella se deja llevar mansamente, pasando por una tienda de abarrotes, vinos y licores ella me dijo que si llevábamos algo, le dije que sí, porque lo que haríamos nos dejaría deshidratadas, compramos bebidas y algunas frituras, pasamos en recepción pero no había nadie y nos dirigimos a mi habitación, la rubia me dijo “en el callejón me dijiste que ya estabas bañada y limpia, pero yo me siento algo sudada” besándonos nuevamente le dije “adelante cariño, refréscate si gustas”, se dirigió al baño llevando su ...