1. Primera sesión


    Fecha: 13/08/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: AmoAtarte, Fuente: TodoRelatos

    ... cuerpo empezó a preparar un orgasmo que no llegó al final, porque te diste cuenta de ello.
    
    — No vas a correrte hasta que te lo diga.
    
    —Por favor, por favor, no puedo más…
    
    Tus jadeos me hicieron reír, y te di otro golpe en el culo.
    
    —Nada de eso, esclava. ¿Recuerdas? Haces lo que yo te diga, cuando yo te diga.
    
    Después de veinte azotes, con sus correspondientes caricias, té solté y pedí que te pusieras a cuatro patas sobre la cama. Me puse detrás de ti y sin avisar, metí la polla de golpe en tu coño.
    
    Te follé duro y rápido. En el dormitorio solo se oía el golpeteo de nuestras carnes cuando chocaban, y los jadeos que salían atropelladamente por nuestras bocas.
    
    De vez en cuando, decías alguna frase que aún me ponía más cachonda.
    
    —Joder, perrita, tu coño está ardiendo.
    
    Y seguías martilleando sin parar, agarrado a mis nalgas, mientras mis pechos se balanceaban hacia adelante y atrás con cada empuje.
    
    —Estás muy cachonda, eres como una perra en celo.
    
    Y así me sentía,
    
    —Tócate las tetas, te ordené sin parar de follarte.
    
    Te acariciaste y pellizcaste los pezones.
    
    Seguí bombeando la polla en tu interior hasta que noté, por los gemidos que intentabas ocultar, lo cerca de llegar al orgasmo que estabas.
    
    —Ni se te ocurra correrte!! —dije en tono autoritario al tiempo que sacaba el pene de tu interior.
    
    —Mi Señor, lo necesito —respondiste en tono suplicante.
    
    —¿Cómo te atreves a decir eso? ¡Ahora mismo túmbate boca abajo y estira brazos y piernas!
    
    Así lo hiciste. Sujeté muñecas y tobillos a las abrazaderas colocadas en la cama.
    
    —Elige, ¿fusta o látigo?
    
    —Fusta mi Señor.
    
    —Mal. Muy mal perrita. Deberías haber dicho “lo que mi Señor prefiera”. Te has ganado diez golpes más. En total veinte. Cuenta en voz alta cada uno que recibas y di “gracias mi Señor”.
    
    Cogí el flogger y solté el primer golpe sobre uno de los preciosos cachetes de tu culo (este fue suave, posteriormente fui aumentando la intensidad).
    
    —Uno. Gracias mi Señor.
    
    Ahora lo descargué sobre el otro.
    
    —Dos. Gracias mi Señor.
    
    Así fui alternando hasta llegar a los diez primeros. Dejé el flogger y cogí la fusta. ¡Zas!
    
    —Once. Gracias mi Señor.
    
    ¡Zas, zas, zas…!
    
    —Veinte mi Señor.
    
    Tenías rojo y ardiendo el culo. Eche mano del gel corporal, puse un poco en mis manos y masajeé toda la zona. Desaté manos y piernas y te pedí dieras la vuelta.
    
    Una vez que ya estabas colocada, volví a atarte. Me subí sobre ti y comencé a deslizarme por tu cuerpo al tiempo que besaba cada parte por la que pasaba. Al llegar al coñito di un par de lametones y aprisioné el clítoris con mis labios. Lo dejé, no quería que volvieses a excitarte demasiado pronto, antes tenía que hacerte sentir las sensaciones del vibrador y jugar un poco con él.
    
    Disfruté viendo los gestos de placer que reflejaba tu cara, los movimientos de tus pechos y como se retorcía tu vientre. Aparté los juguetes. Me puse de rodillas colocando una a cada lado de ti. Desde esa perspectiva ...