1. Lujuria tortillera


    Fecha: 13/08/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Maruchi, Fuente: TodoRelatos

    ... intenso que el anterior, mis piernas temblaban, apenas osaba a interrumpir la orgía que me había montado yo sola.
    
    Echando la vista atrás, desde bien pequeñita, he ansiado comerme un coño sobre la cama de matrimonio de mi tía La Resules, siempre ha habido una atracción mutua, guiños y complicidad en las comidas familiares. Una vez, me rozó la raja del coño con el zapato, haciendo que me pusiera como una perra en celo, bajé la vista y un pequeño río de flujo manaba del asiento, formando un pequeño charco a mis pies. Siempre hemos sorteado las adversidades. En una ocasión me le insinué, relamiendo la tapa del yogur, su marido a mi lado, y yo simulando lamer toda la pegatina del coño de mi tía.
    
    La Primera Comunión de la Topacio, iba a ser el evento del año. Rodeada de todos sus primos y familia. Somos muy tradicionales, incluso habíamos comprado peladillas para echarlas al salir mi prima del templo, convertida en una cierva del Señor.
    
    Con La Resules, aquella cálida mañana de preparativos, para la Primera Comunión, hallé lo que estaba deseando desde hacía años. Que no era otra cosa sino comerle el coño a mi tía, con toda su bendición más si cabe. Estábamos organizando las ropas que la chiquilla luciría durante el convite. Eran cinco los cambios de vestuario a lo Rosalía, mi prima es muy coqueta y le gusta innovar. Había ido a la esteticista a hacerse las uñas de las manos y de las pezuñas, pues llevaría sandalias de tiras, para que cuando el párroco le diera la Sagrada Forma, sus manos relucieran de franca pureza. Estábamos las dos solas en la alcoba principal, ella en bragas marcando su alcancía, menudo papo le colgaba, a mí “me se hacía” la boca agua, ansiaba mordisquear aquellos labios mayores, con mi fino hocico y lamer la pepitilla y hacerle una comida de coño que difícilmente podría olvidar jamás. Penetrar con mi lengua la cachimba del amor, llevar a cabo el molinillo, es decir, jugar con su clítoris con mi lengua, mientras le introducía el pulgar en elbujero del culo, para hacer que se corriera del gusto. Para mí, era muy importante aquello, dar rienda suelta a mis pasiones más prohibidas y desatadas. Tía y sobrina se fundieron en una sola hembra. No dijimos nada, ni una sola palabra, sólo nos acariciábamos las tetas, y mordisqueaba sus generosos pezones. Antes de desengancharnos, me entretuve unos minutos pasando la palma de la mano, hacia arriba y hacia abajo por su boscoso pubis.
    
    Una vez habíamos satisfecho nuestras inquietudes sexuales, nos vestimos con lo que buenamente pudimos, mi tía estaba embadurnada por mi saliva. Habíamos recorrido la perfecta anatomía de la una y de la otra. Nuestros cuerpos eran acariciados por la suave sábana de la cama de mi prima la Topacio, eyaculamos la una sobre la otra, bebimos el elixir de la eterna juventud, es decir, se meó sobre mi boca y en ese momento me corrí viva. Yo, tumbada sobre la cama de mi prima, con los vestidos bajo mi piel. Fuimos tan putas y guarras, que nos acostamos sobre los ...