1. Juego peligroso en el tren (II)


    Fecha: 13/08/2019, Categorías: Hetero Autor: Lau, Fuente: TodoRelatos

    ... Creo que era difícil que pudiera estar más cachonda, de mi vagina brotaba flujo a un ritmo tan brutal que parecía que estuviera orinándome sobre su boca. Siguió martirizándome durante unos minutos más, provocándome un orgasmo detrás de otro y dejándome casi sin voz de tantos y tan intensos gemidos que salían de lo más hondo de mi garganta.
    
    Finalmente y, tras un sonoro e intenso orgasmo que me dejó la piel de gallina, se separó de mí y bebió un vaso de agua que tenía sobre la mesita de noche. Nos miramos, ambos teníamos las mejillas coloradas y nos sonreímos de una manera cómplice y divertida. Justo en ese momento sonó mi móvil, no podía ser posible, había pasado el tiempo en un suspiro y esa era la hora a la que debía volver al hotel para que mi novio no sospechara nada.
    
    Cogí la llamada de mi novio y le dije que iba con retraso y todavía tardaría un poco más, que no se preocupara y que nos encontraríamos en un rato en la piscina del hotel. Le colgué enseguida, quizás con cierta brusquedad, pero sentí cierto alivio una vez finalicé la llamada.
    
    Me quedé tumbada en la cama y, mirándole, le dije que debía marcharme ya, pero él, manteniendo su preciosa sonrisa pero con tono autoritario y firme, me dijo que todavía no me iba a ir. No me pidió por favor que no me fuera, fue tajante y claro, no me iba a dejar irme de allí todavía.
    
    Me quedé en silencio, algo asustada, observando como él, con parsimonia, se iba quitando la ropa hasta quedarse completamente desnudo. Examiné su cuerpo, sin duda llamaba la atención, ciertamente espectacular, esculpido con detalle, musculoso, masculino y tremendamente atractivo.
    
    Me pidió que me levantara y así lo hice, sin rechistar, quedándome frente a él mientras le sonreía como una colegiala. Me levantó los brazos y terminó de quitarme el vestido, dejándome completamente desnuda frente a él.
    
    No quería dejar de mirarlo y deseaba tocarlo pero nuevamente le insistí en que debía irme ya. Él volvió a poner de manifiesto su dominancia, lanzándome nuevamente sobre la cama, pero ahora desnuda e indefensa.
    
    Se colocó sobre mí, dejándome pocas opciones, y comenzó a morderme el cuello y las orejas. Tenía una habilidad alucinante para derretirme, romperme las defensas y hacer conmigo lo que le viniera en gana. Yo me dejaba hacer, desbordada por su habilidad y su dureza. Se me empitonaban los pezones y mi sexo nuevamente se humedecía y suplicaba por su polla pero la larga espera parecía que estaba llegando a su fin.
    
    Me abrió de piernas, todo lo que él quiso, me sujetó fuertemente de las muñecas y, sin ninguna ayuda que lo guiara, apuntó la punta de su polla, su precioso y desafiante capullo, en la entrada de mi vagina y comenzó a penetrarme. Esta vez no hubo interrupción como en el baño del tren y su hermosa polla, venosa y palpitante, me penetró, a pelo, sin titubeos y con autoridad.
    
    Su vigor y su fuerza me tenían loca, me follaba con dominancia pero me proporcionaba un placer muy intenso en cada arremetida. ...