1. Juego peligroso en el tren (II)


    Fecha: 13/08/2019, Categorías: Hetero Autor: Lau, Fuente: TodoRelatos

    Cuando llegué a su lado intenté disimular y no me dió la sensación de que mi novio sospechara que algo hubiera pasado. Me sentía tremendamente culpable por lo que había hecho pero me reconocía a mí misma que había sido una situación tremendamente excitante e incontrolable.
    
    El chico apareció unos minutos más tarde, evité su mirada y sentí que el corazón se me salía del pecho, estaba nerviosísima, asustada, cachonda y sin bragas, un sin fin de emociones contrapuestas que me tenían completamente confundida.
    
    No tardamos mucho en llegar a la estación de destino aunque a mí, esa última etapa del viaje, se me hizo eterna. Cuando el tren se detuvo, mi novio se levantó a coger nuestras maletas, lancé un fugaz vistazo al chico y nuestras miradas se cruzaron por última vez. Sentí una amalgama de sensaciones agradables pero también un sentido pesar al darme cuenta que quizás no volvería a verlo nunca más.
    
    En el pasillo del tren la gente comenzó a agolparse junto con las maletas e iban saliendo muy lentamente del tren. Mi novio iba más avanzado que yo con todas las maletas y enseguida sentí una mano que se posaba descarada sobre mi cintura. No hacía falta que me girara, sabía que era él, sentía su respiración, su olor, su entrepierna pegada a mis nalgas. Estaba paralizada, disimulaba lo que podía pero tenía las mejillas sonrojadas y la sensación de que mi sexo se humedecía, me temblaba todo el cuerpo, se me erizó la piel de los brazos y sentía que me iba a desmayar.
    
    Finalmente sentí que me entregaba un papel que enseguida guardé en el bolso y bajé del tren.
    
    Nada más llegar al hotel y entrar a nuestra preciosa suite, me fui directa al baño y leí la nota. En ella sólo indicaba una dirección. Sentí cierta decepción, sinceramente tampoco esperaba una carta de amor pero sí al menos algo más de información.
    
    Esa noche me costó mucho dormirme, no paraba de darle vueltas, por un lado pensaba que debía olvidarlo y centrarme en mi novio y en disfrutar de nuestro viaje, pero por otro lado algo incomprensible me hacía desear reencontrarme con ese extraño. Finalmente sucumbí a lo desconocido, a lo temerario e irracional y decidí que iría a la dirección indicada, sólo esa decisión, esa confirmación, fue lo que permitió que mi mente se relajara hasta quedarme profundamente dormida.
    
    Al día siguiente me inventé una excusa, le dije a mi novio que iba a hacerme un tratamiento de belleza y él podría aprovechar para disfrutar del gimnasio del hotel. Él no sospechó nada y esa misma tarde cada uno se fue, en teoría durante un rato, en distintas direcciones.
    
    Cogí rápidamente un taxi y le indiqué la dirección donde debía llevarme. Estaba algo atacada, toda esta situación me parecía una locura, excitante sin duda, pero también tremendamente peligrosa.
    
    No tardé mucho en llegar al destino; era una finca, en una calle bastante humilde y sentía que allí estaba llamando demasiado la atención con mi vestido estampado de florecitas un puntito atrevido y una pinta de ...
«1234...»