Consulta psiquiátrica - Relatos Eróticos

Consulta psiquiátrica

... que estoy aquí, pagando tu consulta a estos precios, es solo que...”

"María José, ¿sabes que la mayoría de mis colegas nunca curan a sus pacientes, ni lo intentan?"

"¿Noooo?" Había tanta sorpresa como interés en mi voz. "¿Por qué no?"

"Bueno, dicen que lo están intentando, pero la verdad es que odian cuando un paciente los deja. Se enamoran de sus pacientes."

"¿Eso hacen? ¿La mayoría? ¿Sexualmente? Pero..."

"No, sexualmente no. Aunque, por supuesto, algunos lo hacen."

"Eso es un comportamiento poco ético, procesable en los tribunales." Anuncié.

"Sí, lo es." Estuvo de acuerdo. "Pero esa no es la verdadera razón por la que nunca curan a nadie. Es porque consideran el bienestar mental de un paciente como un trabajo de por vida para ellos."

"Eso es egoísmo." Afirmé indignada.

“Claro. Casualmente tú eres miembro de una verdadera profesión de chupasangres que cobran altos honorarios.”

"¿Y tú eres diferente?" Le pregunté.

"Diecisiete semanas señorita Cano."

"¿Diecisiete semanas qué?" pregunté claramente confundida.

"Curo a todos mis pacientes en diecisiete semanas."

"¿A todos?"

"Hasta ahora." Respondió mientras golpeaba la superficie de madera de su escritorio.

"Pero, ¿y si están muy, muy, muy enfermos?"

"Yo los curo a todos María José." Insistió.

"¿Haces que todos tus pacientes se desnuden para ti, doctor?"

Había un toque de irritación en mi voz mientras le hablaba.

"Sí."

"¿Incluso a los hombres?" Hice un sondeo.

"Solo acepto pacientes mujeres, doctora Cano."

"¿Quééé? ¿Por qué?"

"Soy un especialista." Respondió. "Los hombres y las mujeres tienen problemas psiquiátricos completamente diferentes."

"¿Y?"

"Bueno, entonces, ¿por qué trataría de curar a un hombre? En realidad, me especializo en algo que va mucho más allá, señorita Cano."

"¿Qué? ¿De qué hablas?"

"Sí, señora." Me dijo con una sonrisa, "Solo trato a mujeres sanas, hermosas y jóvenes. Solo entre dieciocho y treinta años. Punto."

"¡Eso es una locura! Probablemente sean las personas que menos ayuda necesitan."

"Exactamente." Dije mientras me sonreía con aprobación, luego se inclinó y escribibió algunas palabras más en su libreta. Mirándome de nuevo, agregó: "Creo que estamos progresando maravillosamente, María José."

"Ni siquiera sabes lo que me pasa." Me quejé, pero sus palabras me tranquilizaron.

"Por cierto, ésa es una de las principales razones por las que te pedí que te desnudaras. Solo para asegurarme de que sin ropa estás como te anuncias."

"¿Quieres decir que no podías decir si era lo suficientemente bonita cuando estaba vestida? ¿Si cumplía con tus estándares?"

Se rió entre dientes y luego respondió:

"Tengo un colega que trató a una hermosa joven durante tres años antes de descubrir que era un hombre."

"¿Tres años?"

"Entonces verás María José, de un solo golpe me aseguré de no desperdiciar tres años de tu valioso tiempo y miles de dólares de tu dinero. Y todo lo que tomó fueron ...