1. Mi primera vez anal


    Fecha: 09/08/2019, Categorías: Incesto Autor: AlonsoLima, Fuente: CuentoRelatos

    ... culito. Volví a sentí gozo, se me pasó la incomodidad. Me dijo “es el momento princesa”.
    
    Sentí como iba subiendo sobre mí. Sentí su respiración sobre mi cabeza y de pronto sentí algo duro que quería entrar en mi culito. Instintivamente me puse tensa. Él me tranquilizó diciéndome amor, princesa, tranquila mi amor, etc., etc.
    
    Me fui relajando y de pronto sentí como aquello que quería entrar entró. Me sentí morir. Me dolía mucho. Me dijo Marta, mi amor, aguanta un instante. Y fue cierto, en instantes el dolor se fue transformando en gusto y luego en placer. Yo no lo sabía en ese momento, pero sólo tenía la cabeza de su pene dentro. Un pedacito de todo lo que me metería en instantes.
    
    Cuando me relajé y empecé a gozar. El empezó a moverse muy ligeramente, un retroceso un avance, pero diría milimétricos. Un casi nada de meter más. Cuando estaba ya muy excitada, sin decirme nada, empujó toda su verga, en una sola movida, la metió toda.
    
    Allí si me sentí realmente morir. Las lágrimas se me caían, le rogaba “tío sácala”, “tío por favor sácala”.
    
    Pero no me hizo caso. Solo me decía “ya está mi amor, ya está mi princesa”. Fueron varios minutos, con el cogiéndome fuertemente, sin sacarla. Yo cansada de suplicar dejé de hacerlo. Poco a poco mi culito se fue acostumbrando y al igual que sucedió cuando sólo tuve su cabecita dentro, empecé a sentir placer.
    
    Él se dio cuenta y poco a poco, comenzó a moverse. El placer empezó a ser mayor y en pocos minutos tuve mi primer orgasmo anal. Me sentí puta, perra y mi tío lo sabía pues, por primera vez en nuestras salidas empezó a tratarme así.
    
    “Marta eres una puta culera, Marta eres una zorra, Marta abres el culo como una puta”. Y eso, más que molestarme, me excitaba mucho. Tras unos minutos, sin cambiar de posición se venía mi segundo orgasmo anal, con las contracciones que tenía, mi tío se vino antes que yo, sentir su semen y sentir como gemía y gozaba me hizo llegar casi instantáneamente después que él.
    
    Se acostó a mi lado y lo abracé. Sentí que, a pesar del dolor, que sabía era inevitable, había sido una primera vez perfecta y mi forma de pagarle todo lo que hacía por mí. 
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