1. Mi primera vez anal


    Fecha: 09/08/2019, Categorías: Incesto Autor: AlonsoLima, Fuente: CuentoRelatos

    Cuando tenía 19 años, salía con un amigo de papá, mi tío José Antonio. Tenía justo 49 años, 30 años más que yo, pero se conservaba bien y estaba bastante guapo. No fue un noviazgo ni mucho menos, pues él era casado y obvio que yo conocía a mi tía Esther, su esposa, con quien él siempre iba a casa.
    
    Desde que cumplí los 18 él empezó a “invitarme” a salir, no acepté al inicio, pero varios meses después, tras su insistencia cordial y realmente respetuosa, no me pareció tan malo y empezamos a salir. Llegamos a un acuerdo que me pareció razonable, él me apoyaba con algunos gastos y yo salía con él. Algunas de mis amigas hacían lo mismo y, por ganas de tener algo de dinero disponible, acepté.
    
    La primera vez que salimos sólo cenamos. Luego almorzamos algunas veces y finalmente llegó el momento de acostarnos. No tenía miedo, pero si estaba nerviosa, ya tenía una cierta experiencia con varios chicos de mi edad, pero nunca con alguien tan mayor. Pero no siendo mi tío ni gordo y estando bien conservado, fue un momento grato. Además, fue paso a paso, me fue llevando y llegamos al momento.
    
    Ya teníamos varios meses saliendo y realmente estaba contenta. Seguía teniendo mi novio de aquellos tiempos y con mi tío disfrutaba también y, además, tenía algo de dinero, que no era poco para una chica de mi edad. Con mi tío disfrutaba mucho, el oral que él me realizaba siempre me hacía llegar, ningún chico había logrado eso, y de hecho la pasaba bien en la cama con él.
    
    Una tarde que estábamos en la cama, en el hostal al que siempre íbamos, yo estaba boca abajo acostada. Ya habíamos tenido un buen rato de sexo y estaba cansada. Él comenzó a besarme por la espalda y luego bajó a mis muslos y subió a mis nalgas, lo hacía con frecuencia. Así que lo estaba disfrutando. De pronto sentí que separaba mis nalgas con sus manos y comenzó a oler mi culito. Sentí rico y no le dije nada.
    
    El comenzó a olisquear entre mis nalgas. Olía y resoplaba, yo sentía rico. De pronto sentí su lengua recorrer mi anito. Le dije “¿tío, que haces?”. Sólo juego mi amor me dijo. Siguió un rato más y me sentí bien. Yo era virgen por el culo y él lo sabía. Pero para ser sincera, todo el rato que me lamió me sentí muy bien, con un placer incipiente allí atrás que se sentía muy rico.
    
    Cuando se cansó de lamerme nos duchamos juntos y luego nos fuimos.
    
    Por unos meses, eventualmente me lamía el culito. Yo lo disfrutaba cada vez más. Pero nunca intentó cogerme por allí. Usualmente me lo lamía luego de coger, ya en los momentos finales, aunque alguna vez al empezar o en medio del momento. Pero nunca me pidió hacerlo por allí.
    
    Yo sabía que el momento de entregarle mi culito llegaría. Mi novio jamás había intentado algo por allí y yo pensaba que con todo lo que mi tío me daba, él lo merecía más que mi novio, que era un vago lindo, pero un vago al fin.
    
    Un día, mientras almorzábamos, mi tío abordó el tema.
    
    -Marta, voy a ser directo contigo. Quiero cogerte por la cola. Sé que nunca lo has ...
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