1. En el aniversario de la empresa


    Fecha: 09/08/2019, Categorías: Gays Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ¿Qué buena sensación tenerla en mi mano; su contextura sedosa, grande, palpitando suavemente y aún blanda, me pareció muy agradable. Me hacía sentir algo que yo deseaba tener. Fue él quien me pidió que se la tocara cuando hizo el primer ademán de irse de la fiesta. Se quedó parado, de pie, al fondo del pasillo, agarrándose de la barandilla en la subida, dejando la sala donde habíamos celebrado la cena de Aniversario de la Empresa. Habíamos comido abundante, habíamos conversado, habíamos bailado hasta sudar la camisa en este verano que no acaba… Todos estábamos cansados y deseosos de irnos a casa y meternos en la cama. En un momento ya casi todos los demás se habían ido, la mayoría en taxi porque habían previsto que se dejarían llevar por los tragos que se nos ofrecían abundantemente.
    
    Roberto fue el último que se iba antes que yo. Lo conocí en la oficina, trabajaba en facturación y a veces compartíamos algún rato de conversación, aunque no era tan frecuente. Pero, desde que le conocí me había llamado la atención, es hermoso, no excesivamente hasta llegar a ser inalcanzable, pero nada tenía feo, sus labios carnosos y sus ojos verdes, el cabellos siempre por la frente y abundante, incluso le llegaba a cubrir el cuello de la chaqueta por detrás. Era simpático verle cómo cada vez que se ponía su chaqueta, tenía que desplazar el cabello de dentro del cuello hacia afuera.
    
    Cuando me pidió que se la tocara, no pensé mal ni mucho menos, me pareció que era un asunto de la bebida que había ingerido, sonrió y me aconsejó que me fuera a casa aprovechando que él ya se iba.
    
    — ¿Has llamado un taxi?, —le pregunté para saber si se daba cuenta de lo que hacía y de si se sentía bien.
    
    Vi el bulto de su entrepierna que se levantaba moviéndose dentro de sus pantalones y tenía que acomodarse para no pasar apuros.
    
    — Nacho, ¿no te gustaría un poco de esto?, —me preguntó, dirigiendo fijamente sus ojos verdes hacia los míos y tomando mi mano para bajarla y que tocara su polla.
    
    Espontáneamente estaba sintiendo el tacto de su bulto tan sedoso, pero rápidamente saqué mi mano y educadamente le dije que debía irse, que estaba cansado y debía meterse en la cama.
    
    — Ya sé que estoy cansado, tú también, vamos a compartir juntos mi polla, Nacho; eso estaría bueno para los dos; además, tengo un regalo especial de para ti.
    
    — ¿Para mí?, ¿a qué viene eso?, —le pregunté siguiéndole la corriente y esperando que se fuera pronto.
    
    Miró hacia abajo susurrando:
    
    — Bájate la cremallera y verás, sería un bonito final para este día si compartiéramos nuestras fantasías.
    
    Estaba pensando en lo que me iba diciendo y que ya rondaba por mi cabeza: «¿Qué debo hacer para deshacerme de él? ¿Debo llamar un taxi a su nombre?» Pero Roberto volvió a tomar mi mano y su «regalo» estaba cada vez más crecido.
    
    — Nacho, solo apriétalo por mí que me será muy agradable.
    
    Yo me puse a pensar: «¿Por qué me estaba pasando esto? Era como si Roberto conociera mi mente, justo lo que había ...
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