1. Violeta 2


    Fecha: 09/08/2019, Categorías: Incesto Autor: Gomarana, Fuente: SexoSinTabues30

    ... conflicto.
    
    quité toda prenda sobre mí. Ella continuó con sus órdenes.
    
    Su voz era suave y un poco dulce, sonaba tan erótica en tono imperativo, que mi erección que había ido y venido durante toda la noche, volvió a tomar impulso. Fui directo a los dildos, iba a seleccionar uno, pensando que ella lo usaría, pero un segundo pensamiento surcando cerca del ano me hizo cambiar de opinión. Desistí de los dildos y llegué a las maquinas folladoras, pero el peligro sería el mismo. Pasé de los fuetes y las cadenas, lo que sucediera en el futuro sería otra cosa, hoy no estaba preparado. Cuando observé las esposas, me di cuenta que a un lado, había una especie de pequeño cinturón de castidad, esa era una buena opción. Ella se lo pondría como parte de su atuendo sado, y en algún momento, si me portaba bien, Trinidad me daría permiso de quitárselo para poder penetrarla. Regresé a la cama, sentándome en la orilla. ella acababa de poner play en la videocasetera y daba vuelta viniendo a hacia mi.
    
    las primeras cortinillas del video que ella había seleccionado. La calidad no era la mejor, se notaba que la película era casera. La mamá de Violeta fue hasta la pared donde estaban los fuetes y descolgó uno. Los nervios de ser azotado me hicieron espetarle:
    
    Toda la sangre que normalmente circulaba por mi cuerpo, ahora, no navegaba más allá de mis tobillos. No tenía idea de lo que había elegido. Traté de replicar, pero mi voz ya no era bienvenida.
    
    Con cada palabra que Trinidad pronunciaba mi pene se endurecía más. Esa mujer semidesnuda y dándome ordenes, me parecía lo más sexy que había visto en la vida. No había más, sería todo lo sumiso que ella me pidiera, incluso desde mi libido, empezaba a creer que podía soportar el dolor que ella me infringiera.
    
    que tengo para ponerte esta jaula. – dijo la mamá de Violeta, al tiempo que en la pantalla aparecía una mujer subida en una cama infantil, totalmente desnuda y cubriendo su cara con un antifaz. La información de la videocámara databa el ya lejano 1995 y el desgaste de la cinta provocaba que la experiencia al verla fuera más decadente. Trinidad fue por unas esposas, mi corazón latía al ritmo de la cobardía. Me ordenó sentarme en el piso, recargado a los pies de la cama. La base tenía argollas a todo lo largo y ahí esclavizó mis manos. Luego, de su arsenal, trajo unas cadenas, que en los extremos tenían soldadas pulseras de metal con candados. Abrió mis piernas y con esos utensilios también las inmovilizó. Pero la dureza en mi pene lejos de disminuir, se incrementó. Esto me hizo sonreírle, como diciéndole: “No esta funcionando lo que haces.” Ella se puso seria.
    
    Obviamente dejé de sonreír, en sus ojos existía una llama de maldad que prometía cumplir cada una de sus amenazas. Miré de nuevo la pantalla, la escena era grotesca, la mujer del antifaz le hacía sexo oral a un niño de no mas de nueve o diez años. Mi estómago se revolvió, pero mi pene se puso aún más duro. Trinidad se alzó imponente frente a mí, ...
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