1. Violeta 2


    Fecha: 09/08/2019, Categorías: Incesto Autor: Gomarana, Fuente: SexoSinTabues30

    ... miraba divertida.
    
    Llegamos, ella abrió la puerta y yo por costumbre me dirigí a las escaleras que llevaban a los cuartos. Trinidad me detuvo, sujetándome del brazo y me llevo hacia la cocina. Pensé que al no cenar, tendría hambre y prepararíamos algo de comer, pero no fue así. En una de las paredes al lado de la estufa, había un par de puertas estilo francés. Detrás de dichas puertas estaba un cuarto. No era otra cosa más que un almacén para los alimentos de la casa. Había estado ahí cientos de veces y nunca me percaté de una pequeña y angosta puerta al fondo del deposito, en el mismo tono de blanco que la pared. Trinidad me condujo hasta ahí, abrió la diminuta entrada, prendió la luz de su celular y luego bajamos unas escaleras hasta llegar a una habitación que parecía una sala. Como si fuera una fabrica en medio de la revolución industrial, prendió las luces jalando una gran palanca de doble contacto. Todo era de un blanco absoluto, incluyendo adornos, alfombra y los sillones. Otras dos puertas, a los extremos de la sala estaban cerradas, sin soltarme del brazo Trinidad me condujo a través de una de ellas. Me dio un beso de lo más morboso y me pidió que la esperara, saliendo por donde habíamos entrado. Y ahí estaba, hurgando en su colección de cintas y juguetes sexuales. Por fortuna, la espera no fue larga.
    
    Yo ya estoy lista, ¿y tú? – dijo Trinidad al entrar de nuevo a la habitación. Mi cara de idiotez la hizo sonreír.
    
    Vestía un peculiar atuendo de piel, de color negro, simplemente espectacular. La parte superior era una prenda brillante y de una sola pieza, todo lo contrario a un chaleco, es decir, sólo le cubría desde la punta de los dedos, en ambas manos, hasta la punta de su barba, dejando al descubierto sus hermosos senos de pezones rosados, de hecho, por delante y por atrás, todo su torso estaba desnudo, incluyendo su monte de venus y su vulva totalmente depilados. En la parte inferior llevaba unas largas botas con tacón de aguja. hechas del mismo material que la parte de arriba, también de una sola pieza y que le llegaban cada una hasta el inicio de sus redondas y bellas nalgas. El contraste de su piel blanca con el conjunto negro, resultaba hipnotizante.
    
    cualquiera se dejaría destrozar la piel con un fuete.
    
    expliqué dirigiendo mi mirada hacía sus juguetes sexuales y su colección de videos. Ella asintió clavando su mirada en mí.
    
    lentamente. Empecé a sentir un cosquilleo en las manos, como si la presión arterial me abandonara. No quería señalar algún juguete o película, temiendo que cualquier elección me llevaría por un camino desconocido y tortuoso.
    
    ofrecía. Trinidad sonrió, volteó a ver todo lo que había en su cuarto y finalmente dijo:
    
    de mí. Nunca me había hecho esa pregunta, pero después de lo vivido con sus hijas y ahora con ella, tuve que hacérmela: “¿Soy un sumiso?” Y con esa pregunta llegaban otras, la mayoría, preocupaciones de si me infringiría algún tipo de dolor físico. Trinidad notó el ...
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