1. Clases Particulares Día 1 Parte 2


    Fecha: 08/08/2019, Categorías: Grandes Series, Autor: Lanre, Fuente: TodoRelatos

    ... cartas. Primero, debía inmovilizar a la chupa pija y eso hizo, una vez Valentina volvió a llenarse la boca con mi pene, actúe. Estaba tan concentrada en atragantarse, que no se percató del peso de mi piernas sobre su nunca, no hasta que fue demasiado tarde. Cayó en mi trampa. Con fuerza, la aprisioné en una llave, en donde inevitable ya no podía sacarse mi verga de mi boca, ni mover el cuello.
    
    La escuche protestar en un gemido, obstruido por un exceso de saliva.
    
    Entonces le desgarre el pantalón. Una mano en cada pedazo de tela de cada nalga. De haber traído falda no me hubiera visto en la necesidad de hacer semejante acto de barbaridad, pero con jean de por medio, no había otra opción.
    
    Fueron tres intentos, pero la tercera finalmente hizo ceder la costura. Debo decir que tanto esfuerzo valió la pena; por debajo de aquel jean, una tanga negra vislumbraba mis ojos como el brillo de un tesoro. ¿Debía tomar semejante prenda como invitación a invadir su intimidad?
    
    No espere una respuesta, tampoco me tome las molestias de reflexionar sobre aquello. Nunca antes había deseado tanto algo. Era la piedra filosofal, yo el alquimista desahuciado por un poco de aquel néctar de inmortalidad. No había tiempo para pensar, ni para cuestionar si era ético o higiénico. Ni siquiera para dar la orden de ir a por ello. No, por primera vez mi cuerpo fue más veloz que mi mente.
    
    Le corrí la tanga negra con la lengua, y deguste sus labios vaginales. Era otro tipo de beso, uno mucho más exigente pero a la vez más deleitoso. Pronto me hice un banquete con su intimidad. Incluso el olor que emanaba me parecía estimulante.
    
    Ella, sin embargo, estaba ahogándose en un mar de fluidos. Fue un placer triple, su boca en mi verga, mi lengua en su vagina, y sus uñas insertándose como clavos en mis muslos.
    
    Cuando la liberé de la llave, Valentina soltó un grito ahogado. Vi indignación en su rostro, pero también dicha. Le gusta que le chupe la concha, afirme en la mente.
    
    —Pelotudo, no puedes… —negó en un gemido. Había encontrado el punto, su punto—. Valentin, Valentin, escuchadme…
    
    No le preste atención a sus labios, bueno no a esos labios, los de abajo eran más sinceros, húmedos, y silenciosos. Pasaron varios segundos hasta que Valentina se resignó, no conseguiría apartar su vagina de mi cara. El goce recibido ayudó a que me perdonara por casi ahogarla.
    
    En tal caso, ambos nos dimos placer. Noté cierta hinchazón en su vagina producto de tanta estimulación y como una flor empezaba abrir sus hojas, y una vez abiertas, Valentina se corrió. No fue un largo chorro como en las películas porno, pero sin duda algo distinto a la orina se impregnó en mi piel. No obstante, el orgasmo de Valentina no me detuvo. Era como cuando conduces un auto por primera vez, no te detienes a la primera hora de manejo. La emoción no te lo permite.
    
    No sé cuánto duramos en aquella posición, según ella una eternidad pero para mi fue tan efímero. ¿Cómo es que había tardado tanto en no ...
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