1. Amigos con derechos: ¡Quiero que seas tú quien me desvirgue!


    Fecha: 26/04/2023, Categorías: Primera Vez Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    En un relato anterior les conté mi experiencia con la señora Vélez y en esta ocasión les contaré cómo se inició esa relación con su hija Lorena, una chica que, al contraste de su madre, parecía ser muy recatada, de alguna manera tímida y al contraste de su madre, Lorena era de apariencia delgada y a pesar de que no era de glúteos exagerados como los de su madre, tenía lo suyo, un trasero redondo, más pequeño, pero también mucho más sólido. De Lorena me gustaba mucho su rostro, su voz sensual que me recordaba a esa chica que cantaba una canción llamada Corazón de Poeta. Y a pesar de ser algo tímida, se dio lo que se dio conmigo, pues creo que encontró esa confianza que nunca encontró en un chico de su edad.
    
    Con Lorena nos conocemos desde esa edad de la pubertad y aunque en esos años fue solo de breves saludos, ya con el tiempo evolucionó a una amistad muy cercana. Vivía al final de la colonia y muchas veces llegó a mi casa y yo iba a la de ella, pues en mi caso tenía de excusa que era quien limpiaba la piscina por lo menos una vez a la semana hasta que un día su padre me dio una advertencia: -Si algún día le sacas una panza a mi hija, te aseguro que te saco los sesos. Le conté a mi madre y ella puso una queja con la policía pues el padre de Lorena era sargento de esa institución.
    
    Lorena iba a una escuela católica y yo iba a una escuela pública y desde que hubo esa situación con su padre nos distanciamos, pero años después ella aparecía buscándome por mi casa y reactivamos aquella amistad que vino a ser tan cercana que la convertimos sin conocer todavía ese término de “amigos con derechos”. Ella fue la que comenzó a indagar acerca de mi sexualidad y le conté cómo había sido mi primera vez, mis experiencias con algunas chicas y ella me confesaba que todavía era virgen y que nunca había tenido un novio. Acordamos que todo lo que nos contáramos quedaría solo entre nosotros y que yo sería como su guía sentimental por mi experiencia con algunas chicas. Por esos días sus padres estaban en una batalla legal de su divorcio y en algunas ocasiones se salió de su casa y se vino a dormir junto conmigo en varias noches. Nunca me traspasé, aunque nos calentábamos con la misma cobija y muchas veces sentí su cuerpo junto al mío. Quizá mi apatía por su situación era más grande que mi deseo de follármela, aunque más de una vez me había provocado una erección.
    
    Un sábado llegó ya bien entrada la noche pues no quería seguir escuchando las peleas verbales de sus padres y esa noche yo me había tomado un par de tragos y la invité a que se tomara uno. Al final nos terminamos una botella empezada que tenía un poco más de la mitad y ya con los efectos del alcohol me pidió que la besara. Nos estuvimos besando por varios minutos y cuando quise bajar a sus pechos me detuvo y me dijo: - Si quiero que me hagas el amor, quiero ser tu mujer, pero quiero que sea algo especial y no con esta tensión que nos pueda encontrar tu madre. – Dormimos abrazados y desde entonces ...
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