1. La Jefa


    Fecha: 07/08/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Scourt, Fuente: TodoRelatos

    ... y supervisoras.
    
    No dudaba de sus buenas intenciones, pero cuando la primera semana estaba a punto de terminar, las responsables decidieron despedir a 2 compañeras. Eso hizo que el nerviosismo del resto del grupo aumentase más.
    
    Al cruzar la sala y verme por la cristalera, Verónica me hizo señas para que entrase. Estaba con Nadia, otra de mis compañeras.
    
    Me asusté un poco, ya que al sentarme al lado de Nadia vi que estaba llorando.
    
    Vero era una mujer a simple vista de lo más normal, seguramente por la calle no me habría fijado en ella, delgada, quizá demasiado para mi gusto, con el pelo liso castaño y unas gafas negras que parecían intentar que su intimidante mirada de ojos azul claro lo fuesen menos.
    
    Las palabras de Vero me quitaron 500 kilos de encima, a pesar de su apariencia dura era una mujer muy dulce con nosotros. Sin embargo, que me dijera eso y ver a mi compañera llorar hizo que mis ojos también se humedeciesen.
    
    Nadia salió del despacho y por la cristalera vi cómo bajaba a la zona de descanso principal. Vero aprovechó para comentarme a mí qué podía hacer.
    
    Vero puso la grabación en marcha mientras ambos nos mirábamos. Era una conversación normal, o eso creía yo. Cuando terminó, le devolví los auriculares y sin quitarme ojo de encima, arqueando las cejas me volvió a preguntar:
    
    Giré la cabeza a un lado y hacia arriba para que mis ojos no se humedeciesen más.
    
    Intenté responder, pero me vinieron a la cabeza de golpe tanto la ansiedad de la semana como todas las situaciones anteriores por las que había pasado para llegar a ese trabajo y alguna lágrima corrió por mis mejillas.
    
    Vero se quedó callada un momento antes de decir:
    
    Asentí mientras nuevas lágrimas caían por mi cara, sin atreverme a mirar a mi supervisora a la cara.
    
    Quería hacerlo, quería demostrarle que podía, pero solo acerté a decir frases inconexas con la voz entrecortada. Vero se tomó unos segundos y clavó de nuevo su mirada en mí, miró su reloj y suspiró.
    
    Me sequé como pude y la seguí por la puerta de emergencia, bajando por las escaleras hasta el piso de formación. Parecía desangelado ahora sin la vida de las semanas anteriores, como un desierto, sin nadie. Continuamos hasta la zona de los baños, tras una puerta cruzamos el pasillo y entré al servicio a refrescarme.
    
    Mientras me aclaraba, Vero comenzó a contarme situaciones de su vida personal desde la puerta que sujetaba con el pie, intentando que me tranquilizase. Aunque, a decir verdad, su tono lo lograba, pero no estaba poniendo toda mi atención en lo que me decía.
    
    Cuando levanté la mirada del grifo, la vi reflejada en el espejo, detrás de mí, con los brazos cruzados.
    
    El tono de Vero era dulce pero autoritario, no había notado un cambio drástico en ella, simplemente me transmitía una orden. No entendía lo que estaba pasando. Dudé un momento mirando la manilla de la puerta para salir de allí.
    
    No sabía lo que pretendía pero por alguna razón hice caso a mi supervisora, dejé los ...