1. Me dan un arrimón en el metro y terminé entregando el culo


    Fecha: 04/08/2019, Categorías: Gays Autor: soyAriel, Fuente: CuentoRelatos

    Tenía 21 años y ya hacía algunos meses que Roberto se había ido a trabajar a Tijuana.
    
    Acababa de empezar a salir con una chica, y mi vida parecía que volvía a la normalidad a excepción de un par de veces que Roberto había viajado a la Ciudad de México y me había hecho su putita, pero nada más, había logrado eso sí tener sexo con mi nueva novia también en un par de ocasiones.
    
    Estaba iniciando el sexto semestre de un total de 10 semestres cuando recibí una oferta de dos de mis mejores amigos, ambos compartían un departamento de 3 recámaras con otro chico, el cual se había transferido a la ciudad de Mérida.
    
    El departamento pertenecía a un familiar de uno de ellos y por esta razón se lo estaba dejando a un precio módico, en una buena ubicación y con metro y transporte muy cerca, más cómodo, grande y espacioso que el que rentaba, y además al dividir la renta entre tres me quedaba súper barato, el único inconveniente es que me quedaba entre 15 o 20 minutos de la escuela, pero en México el transporte colectivo es muy barato, por lo que aun pagando transporte me quedaba muy económico y además me emocionaba poder convivir con mis amigos.
    
    Le comenté a mis padres y aunque no fue fácil convencerlos, al final accedieron al decirles que era más cómodo, en una zona más segura y que no iba a estar solo, así que el siguiente fin de semana me mudé al departamento de mis amigos.
    
    Ese semestre tomé una clase más temprano que mis amigos y por lo tanto me tocaba viajar solo en el metro, salía del departamento antes que se levantaran.
    
    Como no debe ser sorpresa para los que viven en la ciudad de México, entre las 6 y 9 de la mañana son las horas pico y el metro siempre va atestado. así que al entrar y salir del metro a esas horas hay un mar de gente apresurada, corriendo y vas a recibir sin duda empujones y apretones al entrar y salir del metro y viajar apretado entre varias personas, perdiendo completamente la distancia social, también debes ir muy pendiente de la cartera porque los carteristas aprovechan la multitud y también cuidar la mochila, porque pueden utilizar una navaja para romperla y tratar de robar algo, por lo tanto mi mochila la traía colgada enfrente de mí, entre mi pecho y mi vientre a fin de tenerla siempre a la vista y reducir el riesgo.
    
    Como de costumbre entré al vagón del metro entre empujones y busqué acomodarme entre el mar de gente agarrándome de un tubo vertical que la gente usa para sostenerse y evitar perder el equilibrio entre los apretones, empujones y el vaivén del vagón, llegamos a la siguiente estación y se abren las puertas entrando otro mar de gente, y entre los empujones alguien presiona su bulto contra una de mis nalgas, lo sentí claramente, solo un segundos, pero no creo que fuera la hebilla de su cinturón u otro objeto. Consideré que el contacto fue accidental y no puse mucha atención.
    
    El tren inició su marcha y en los vaivenes del vagón alcancé a sentir otra vez el roce de su bulto contra mi nalga, muy suave, ...
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