1. Ingresada en el hospital – Parte II


    Fecha: 20/03/2023, Categorías: Dominación / BDSM Fetichismo Lesbianas Autor: esteff, Fuente: SexoSinTabues30

    ... olvidado que estaba ahí, qué vergüenza que me viera en esa tesitura.
    
    -Esa carita es de placer, ¿a que sí?-,respondió la masajista por mí.
    
    –Sí-i-i…-,afirmé yo con el tono más normal que pude. Aunque inevitablemente sonó mucho más lascivo de lo que pretendía.
    
    Y es que no era para menos, el placer que sentía ahí abajo tanto por dentro como por fuera era una locura. Con el clítoris ya totalmente endurecido, era una gozada sentir como rebotaba con cada nueva pasada de su pulgar. Por otro lado, la zona interna que Esther masajeaba sin cesar parecía que iba a estallar.
    
    -¿Tienes ganas de hacer pipí?-, me preguntó la masajista, reparando en que el monitor cardíaco indicaba que me acercaba al orgasmo.
    
    Hasta ese momento no lo había notado, pero cuando lo mencionó sí sentí unas ganas terribles de hacerlo. Entonces le dije que sí rápidamente. Yo pensaba que iba a parar para dejarme hacerlo, porque era tal la excitación que sentía, que si me corría en ese momento no podía aguantármelo dentro. Así que cerré los ojos y apreté los dientes, intentando no correrme ni mearme encima. Pero Esther tenía otros planes. Aceleró con ambas manos, hacía tanta presión con los dedos por dentro que sentía incluso el cosquilleo en la vejiga.
    
    -Ya falta poco-,me dijo mi madre acariciándome la frente al verme “sufrir”.
    
    El monitor empezó a pitar, ya no pude aguantarme más. El placer era incontenible, y las ganas de orinar también. Justo cuando empezó el éxtasis, la masajista sacó los dedos. Ella sabía perfectamente lo que iba a ocurrir, así que agarró la parte delantera del pañal que todavía tenía debajo y la levantó sobre mi entrepierna. Justo a tiempo para atrapar el chorro de pis que salió disparado. Era interminable, mientras duraba el orgasmo, seguía saliendo. Yo sentí una liberación espectacular. El orgasmo sumado al incesante golpeteo en el clítoris con su pulgar y chorro a presión que salía de mí… se me hizo eterno en el mejor sentido.
    
    -¡Bien! Nuevo récord-,dijo Esther una vez se silenció el monitor cardíaco y dejé de expulsar líquido.
    
    -¿Todo eso era pipí?-,le preguntó mi madre.
    
    –Bueno, no al cien por cien, pero sí que vacía completamente la vejiga-.
    
    Y mientras le daba una explicación que no entendí sobre “eyaculación femenina”, me volvió a cerrar el pañal ahora completamente empapado y caliente.
    
    -¿No me lo cambian?-,pregunté yo jadeando.
    
    –Enseguida, protestona-,contestó Esther, justo antes de acercarse a mí y ponerme de nuevo el chupete.
    
    Después se marchó y al rato vino otra enfermera, con un pañal limpio y un biberón.
    
    -Hemos añadido a la fórmula un compuesto para que le ayude a orinar a partir de ahora-,explicó la enfermera. –Le voy a programar un enema para esta tarde, porque veo que lo otro también le va a costar hacerlo-. 
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