1. Seducida y atraída por un primito de mi esposo


    Fecha: 03/08/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Me llamo Soledad, casada, recuerdo con mucho cariño algo que me sucedió en cierta oportunidad, cuando contaba con 28 años, fue una experiencia donde descubrí una serie de estímulos y vivencias que al escribirlas es como si las estuviese repitiendo.
    
    En esa época no teníamos chicos y nos estábamos cuidando, hasta tanto nuestro estado económico se afianzase algo más.
    
    Una tarde me dice mi esposo:
    
    “Que opinas ir a visitar a mi prima María y a su hijo Quique, a su casa en el campo, le encantará vernos, hace bastante años que no los vemos”
    
    Sin llegar a aceptarlo inmediatamente, dudé en afirmar mi aprobación, no me encantaba demasiado su prima, una buena mujer, pero no coincidíamos en algunas cosas. Si bien no le contesté inmediatamente, días después me lo volvió a reiterar, terminando aceptando su propuesta.
    
    Días después estábamos viajando hacia su casa, al vernos su alegría fue más que evidente, su hijo Quique era un chico muy avispado, era muy locuaz, agradable, y con una atracción muy especial, algo que me fue cautivando, rápidamente.
    
    Al segundo día de estar, mi esposo tuvo que regresar por motivos laborales, prometiendo volver lo antes posible, traté de acompañarlo, pera se negó a hacerlo al igual que su prima y su hijo. Acepté a medias quedarme, no tenía demasiadas cosas para hacer, ni lugares cercanos para conocer.
    
    Algo le sucedía a Quique a partir de ese momento, me abrazaba, me besaba, cuando su madre se iba a trabajar hablábamos de todo, hasta de sexo, tema algo tabú en ese momento y menos con un chico.
    
    Admito que inconscientemente lo provocaba, con chistes subidos de tono, o levantarme con un camisón algo transparente, que lo incitaba a que me tocase.
    
    Una tarde estaba subida en una escalera acomodando unas cajas, como para pasar el día, mi pollera corta y algo amplia, lo llevó a Quique a acercarse, preguntando mientras tomaba mi pierna:
    
    “Necesitas ayuda Soledad?”
    
    “No gracias querido, ya termino” Le contesté, sabiendo que me había mirado todo. Pensé que habría sucedido de estar sin bragas, pero me pareció algo fuera de lugar.
    
    Sus leves roces, colocar su mano en mi rodilla o muslo, terminando produciendo una especie de exaltación, a pesar de no percibirlo en un principio.
    
    Esa noche su madre, me dice:
    
    “Si se levantan temprano me llevan al trabajo y se quedan con el auto, para conocer algunos lugares y me pasan a buscar cuando termino”
    
    “Me parece bárbaro, si no te ocasionamos ningún inconveniente”
    
    “Para nada, eso sí, tienes que manejar tu, porque Quique carece de licencia”
    
    A la mañana siguiente Quique me propuso ir hasta la costa que eran unos 30 km, de donde estábamos, le propuse ir a comprar algo para aprovechar mejor ese paseo.
    
    Así que enfilamos a ese lugar, realmente era un paraíso, un mar azul y transparente gran vegetación y una amplia playa, totalmente carente de gente a pesar de ser un día muy caluroso. Nos instalamos, bajo unos tamariscos, un árbol bajo que nos cobijaba del sol, muy ...
«1234...»