1. En pandemia (5)


    Fecha: 02/08/2019, Categorías: Incesto Autor: holandes errante, Fuente: TodoRelatos

    ... blanco.
    
    La follada fue brutal, intensa. La cabina vibraba al ritmo de las poderosas embestidas que el macho de daba a su hembra. Hembra que tardó menos de un minuto en tener un arrollador orgasmo que tensó todo su cuerpo. Cuando Antonio la sintió estallar, le clavó la polla hasta el fondo y la dejó allí enterrada, gozando de las contracciones de la acogedora vagina.
    
    Alba quedó jadeando, casi sin fuerzas, clavada en la dura polla que la llenaba por completo. Su frente perlada de sudor. Sin decir nada, sintió como Antonio le sacaba la dura polla, la hacía incorporar, le subía el tanga y los leggins para después besarle el cuello con dulzura. Él no se había corrido.
    
    -Y ahora, a pasear - le susurró al tiempo que quitaba la parada del ascensor.
    
    Salieron a la calle y se dirigieron a la avenida que iba paralela al río. Había tanta gente que era difícil caminar, pero se pasaron la siguiente hora paseando a paso ligero.
    
    Antonio de vez en cuando le rozaba el culo con las manos, se lo acariciaba o pellizcaba.
    
    Una de las veces, además de acariciarle el culo, le susurró al oído:
    
    -Los tíos no hacen más que mirarte el culo.
    
    -¿Sí?
    
    -Pues sí. Pero es normal. Tienes un culito precioso y con esos leggins no haces más que resaltarlo. Pero ese culito es... ¿De...?
    
    -Tuyo... solo tuyo.
    
    -¿Y quién se lo va a follar bien follado luego? ¿Quién lo va a llenar de leche caliente?
    
    -Ummm... tú -contestó la mujer sintiendo un escalofrío por todo el cuerpo.
    
    -¿Entre el tercero y el cuarto?
    
    -Mejor en casa ¿No? Más tranquilos - susurró Alba poniendo cara de niña buena.
    
    -Vaaaale. En casa - respondió Antonio, dándole una suave palmadita en el culete.
    
    Minutos después, Alba se corrió en el ascensor, parado entre el tercer y cuarto piso, mientras Antonio le llenaba el culo con una abundante y poderosa corrida.
    
    Antonio no pudo evitar reírse cuando luego, en el momento en que se subía el pantalón, algún vecino gritó que si había alguien en el ascensor y que si estaban bien.
    
    -Sí, no se preocupe. Estamos bien. Voy a darle a los botones a ver si este cacharro camina - respondió.
    
    -No, no toque nada - dijo el vecino - mejor llame al servicio técnico. Tiene un botón de llamada en la consola.
    
    Antonio despulsó la parada y el ascensor retomó la subida.
    
    -¡Ea!, ya funciona - gritó - Muchas gracias.
    
    -Oh, perfecto. Ese ascensor nunca había fallado - dijo más tranquilo en vecino - Hablaré con el presidente de la comunidad para que mande a hacer un revisión.
    
    -Sí, sí, hágalo - gritó Antonio evitando soltar una carcajada - No vea el susto que me he llevado aquí.
    
    Alba también tuvo que reprimirse la risa. Pero desde que entraron en su casa, los dos estallaron en carcajadas que terminaron cuando Antonio la abrazó y la besó con pasión.
    
    +++++
    
    Pasó el verano y se retomaron las clases presenciales. Alba también retomó su trabajo, lo que hizo que las posibilidades de estar a solas fueran mucho menores que antes, lo que no impidió que los ...
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