1. En pandemia (5)


    Fecha: 02/08/2019, Categorías: Incesto Autor: holandes errante, Fuente: TodoRelatos

    Alba era inmensamente feliz siendo follada a diario varias veces por su maravilloso hombre, su hijo. No había nada de lo que él le hacía que no le diera morbo y placer. Su cuerpo le pertenecía a él y lo usaba a su antojo cuando le apetecía. Ella aceptaba todo con excitación y obtenía siempre el placer que durante toda su vida le había sido negado. Ahora, gracias a Antonio, se le daba con creces.
    
    Vivían en un quinto piso. Una mañana Antonio se la estaba follando en su cama, a 4 patas, cuando de repente le sacó la polla del coño, la cogió de un brazo y se la llevó al salón. Allí la acercó a una de las ventanas, la abrió y la hizo asomarse.
    
    Apenas había gente debido a las restricciones de movilidad que aún imperaban, pero se veían algunas personas que iban al supermercado, algún coche y parejas de policía patrullando las calles.
    
    Antonio estaba completamente desnudo, pero Alba llevaba un vestido. Se puso detrás de ella, se lo levantó y le volvió a clavar la polla en el encharcado coñito. Si algún transeúnte hubiese mirado hacia ella en ese momento habría visto la mueca de placer que se reflejó en su rostro, aunque no podría saber a qué se debía ya que solo se veía, desde la calle, a una mujer asomada a una ventana.
    
    Antonio se la folló con ganas. Alba tuvo que reprimir sus gemidos, sus muestras de placer. Con los ojos entrecerrados miraba hacia abajo, mirando a las escasas personas que había en la calle, temiendo que alguna mirase hacia arriba y la descubriera. Justo en frente había un parque por lo que no había peligro de que un vecino de algún edificio de enfrente la viera.
    
    Las poderosas embestidas que Antonio le dio, acompañándolas de sonoras nalgadas, la llevaron rápidamente a un intenso orgasmo.
    
    -Eso es, mami. Córrete mientras todos te ven... ummm sí sí... que sepan lo bien que te folla tu hijo.
    
    Las palabras de Antonio la encendían aún más. Se agarró con fuerza al alfeizar de la ventana mientras su cuerpo se tensaba sin dejar de sentir los tremendos pollazos que su macho le daba.
    
    Cuando el orgasmo pasó y Antonio le sacó la polla, creyó que todo había terminado. Pero supo que no era así cuando notó como él, separándole las nalgas, apretaba su polla contra su cerrado ano que al sentir la presión, se abrió para dar paso al poderoso invasor.
    
    Tuvo que apretar con fuerza los dientes minutos después para evitar gritar de placer cuando la polla estalló en lo más profundo de su recto, llenándola de espesa y caliente leche. Antonio le dejó en las caderas las marcas de sus dedos al haberlos apretado con fuerza al vaciarse dentro del apretado culito de su madre. Luego, sin sacarle la polla del culo, la hizo incorporar, cerró la cortina y la besó con ternura en el cuello, haciéndola vibrar.
    
    Segundos después la ahora semi erecta verga se salió del apretado culito, acompañada de un reguero de semen que bajó por uno de los muslos de la mujer.
    
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    Pasaron las semanas y por fin el Gobierno de la Nación derogó el Estado de ...
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