1. Rito de iniciación


    Fecha: 02/08/2019, Categorías: Gays Autor: Gavin, Fuente: SexoSinTabues30

    ... querían la muerte del muchacho.
    
    – ¿Es cierto lo del hombre con el arma de fuego?
    
    -Sí. Nunca le mentiría a un guerrero. Antes él comerciaba con tu tribu. Pero les mintió y les robó. Es un hombre malo.
    
    En ese momento se escuchó una detonación. Efectivamente, alguien cazaba en el bosque. Sonó un nuevo disparo.
    
    -Se está alejando.
    
    -Mejor. Aquí hay una zona sin piedras, buena para conversar- dijo el chico- si tú quieres.
    
    Acepté. El muchacho me contó que pertenecía a su amo desde hacía cinco años. Que debía ocuparse de todas las tareas domésticas y que cuando pasaban mucho tiempo sin entrar a algún pueblo, su amo lo trataba como si fuese una mujer.
    
    -Sé que en tu tribu no hacen esas cosas.
    
    Y es verdad, aunque sentí curiosidad sobre cómo el hermoso esclavo sería usado como una mujer.
    
    El chico se dio cuenta de mi intriga y se acercó. Besó mis labios y sentí que mi cuerpo se alborotaba. Oí el chillido de un águila. Era una señal de que los dioses lo aprobaban.
    
    Dejé caer el arco y abracé el cuerpo del muchacho. Mis dedos se deslizaron por sus flancos hasta abrazar sus nalgas.
    
    -Es mejor que te desnudes, guerrero. Yo no te tocaré si no me lo ordenas.
    
    Me quité la ropa. El chico se puso de rodillas y comenzó a lamer mi sexo. Se sentía muy bien. Acaricié su cabello rubio, mientras el placer me inundaba.
    
    -No te detengas…
    
    Fue un momento de gran gozo y el néctar de la vida llenó la garganta del muchacho. Me arrodillé con él y nos abrazamos.
    
    Rodamos por la gramilla riendo, besándonos y acariciándonos.
    
    Un rato después, el niño estaba descansando, acostado, boca arriba y con los ojos cerrados. Su cuello era esbelto y suave. De un solo tajo, su vida se escaparía en instantes. Pareció adivinar mis pensamientos.
    
    -Puedes matarme si quieres. Solo no me hagas sufrir. Hoy ya he sido muy feliz y ya puedo reunirme con mis padres.
    
    Tenía mi puñal a mano. Pero había decidido perdonarle la vida.
    
    – ¡Billy! ¿Dónde te has metido, demonio!
    
    – ¡Es mi amo! – dijo el chico, aterrado – ¡Escóndete, amigo!
    
    Tomé mis ropas y me escabullí como un reptil hacia los matorrales. El chico se incorporó y caminó hacia dónde venía la voz.
    
    Era un hombre corpulento y barbudo, pelirrojo. Cuando vio al muchacho, comenzó a insultarlo.
    
    – ¡No he cazado nada, maldita sea! ¿Y tú que estabas haciendo, putito? Seguro masturbándote entre los árboles…
    
    -No, amo, yo…
    
    El hombre le dio una tremenda bofetada y el chico cayó al suelo.
    
    -Bueno, al menos te has lavado… Ese culito rosado está pidiendo una buena verga…
    
    Yo me había vestido y observaba la escena. El hombre había puesto al chico boca abajo, con la cola hacia arriba, y metía sus dedos gruesos en su ano. Estaba preparándolo para la penetración. Billy sollozaba. Tomé mi arco y apunté.
    
    El colono ya se estaba bajando los pantalones cuando mi flecha lo alcanzó en el pecho. Dando un alarido, cayó hacia atrás, medio desnudo. No le di en el corazón, había que rematarlo.
    
    Corrí a su ...