1. Una tarde de Julio


    Fecha: 27/07/2019, Categorías: Hetero Autor: xicotaytantos, Fuente: TodoRelatos

    ... cabalgar sobre él... despacio, quería volver a sentir cómo entraba poco a poco; la sacaba totalmente y la volvía a meter; le gustaba cómo se abría camino entre las paredes de su vagina. Fue avivando el ritmo, cada vez más deprisa mientras él hacía lo único que podía hacer: mover sus riñones al ritmo que su amazona le marcaba para conseguir que la penetración fuera más profunda. Ambos gemían, ambos jadeaban... el aroma a sexo se impregnó por toda la estancia, y ella pudo ver cómo las gotas de sudor iban poblando el pecho de su compañero. Otra vez los escalofríos de placer recorrían su espalda... quería continuar para poder correrse a gusto, antes que a él le llegara el momento. Cada vez más deprisa, intentando que cada penetración fuera más rápida que la anterior... Finalmente, el deseado orgasmo llegaba; desde su sexo, una explosión de placer recorrió todo su cuerpo y una serie de espasmos descontrolados hicieron que la penetración fuera aún más rápida... El ya no podía más. A duras penas conseguía seguir el ritmo de ella; estaba deseando correrse... Optó por quedarse quieto para no hacerla perder el ritmo y para que su miembro no se saliera de donde estaba; que fuera ella la única que se moviera. Finalmente, notó cómo poco a poco llegaba su ansiado orgasmo y entonces sí que no pudo evitar empujar con sus riñones en un último esfuerzo y la penetración consiguió su punto más profundo. Ella emitió un grito, pero ambos sabían que era de placer...
    
    Estaban exhaustos. Hacía calor en Cádiz, y además había mucha humedad en el ambiente (aparte de la que ellos habían creado). Ella permaneció sentada sobre el cuerpo de él, con su polla aún dentro durante unos segundos: sentir cómo poco a poco ese miembro iba menguando era algo casi mágico. Inclinó su cuerpo hacia adelante y se tumbó sobre él y le besó. El desprendía mucho calor, casi quemaba...
    
    - Creo que voy a darme una ducha; hace un calor horrible...
    
    - Qué buena idea... ¿necesitas ayuda para enjabonarte?
    
    - No... Creo que hoy podré hacerlo solita, sin tu ayuda. Además, si te vinieras conmigo, tendría que soltarte, y de momento no pienso hacerlo. Vas a tener que hacerme un poquito más la pelota para conseguir que te libere.
    
    - Pero...
    
    - No me repliques; he dicho que me tienes que hacer la pelota... Me voy a la ducha.
    
    Cogió la toalla que estaba sobre una silla, envolvió su cuerpo y salió de la habitación cerrando la puerta en dirección al baño. Al pasar por el salón, sintió la presencia de su amiga.
    
    - ¡Anda! Pero si estás aquí - dijo en voz baja - ¿Llevas mucho rato?
    
    - Más o menos desde que estaba terminando tu amigo con la mariscada. Lo siento mucho, pero estaba la puerta entreabierta y no he podido quedarme mirando; ha sido como si me hubierais hipnotizado. Eso sí... ahora estoy como una moto. ¿Piensas dejarle mucho rato así?
    
    - Pues no lo sé; todavía no lo he pensado.
    
    - Humo... ¿te importaría si...?
    
    - ¿Si te lo cepillas? Jajaja. No, no me importa; para eso están las ...
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