Las refugiadas - Revisiones ginecológicas 6 - Relatos Eróticos

Las refugiadas - Revisiones ginecológicas 6

... Reconoció que no buscó ser sumisa de un hombre, pues lo que le gustaba eran las mujeres, pero si no era la única, y había más chicas, esperaba sentirse bien. También le autorizó por escrito a enviarle su informe a Pedro, aunque le pidió que en el papel constase Master Brian.

Entonces entró Isabel con un bote, la palangana y una jeringuilla con varios frascos.

—Lo primero es el análisis de sangre y orina. Espero que lleves sin comer desde anoche, como te habrá indicado tu amo.

—Sí, señora —contestó poniéndose en modo sumisa, aunque aún no es mi Amo… y no sé si llegará a serlo.

—Sigues con dudas, ¿Eh? —comentó la doctora—. No debes entregarte a él o hacer lo que no quieras.

—No. No es eso. Con mi anterior ama hice muchas cosas… pero… ella me destrozó. Cuando usted le pase el informe igual es él quien no me quiere.

—Sabes que solo le diré lo que estés dispuesta a contarle de tu informe médico. Tú eres la paciente y tienen derecho a tu intimidad.

—Dígale todo. —Natividad se encogió de hombros—. Si no es ciego lo verá cuando esté frente a él, así que… ¿Qué sentido tendría ocultarle algo?

Natividad se quitó la falda dejando ver una faja braga de color carne, lo que motivó una elevación de cejas de Melanie. Se la quitó. Tomó el frasco y orinó, sin preguntar dónde estaba el baño. Después Isabel le tendió la palangana graduada.

—Vacía la vejiga por completo —la ordenó Isabel—. Tengo que medirlo.

Después de llenar la palangana Melanie la indicó que se quitase la parte de arriba de la ropa y que se pusiera en la silla ginecológica. Se quitó la blusa y el viejo sujetador que apenas contenía sus tetas. Eran grandes, pero caídas, muy caídas para los 18 años que tenía. Medidas estiradas llegó a 96E, pero comprimidas con sujetador se obtenía 80C. Ahí le extrajo sangre Isabel. Entonces Melanie se acercó con el especulo.

—Creo que vera que no lo necesita —comentó Natividad—, ya está distendido.

Melanie se quedó mirando su abierto coño. Además del espéculo tenía en la mano la sonda con la cámara y enfocaba al sexo de la chica. Dudaba si necesitaría un espéculo más grande con ella, o el tipo fórceps.

—Sí, estás muy distendida —aceptó la doctora—, ¿es eso de lo que tienes miedo?

—Sí.

—Empuja —ordenó la doctora—. Quiero ver hasta qué punto tienes daños internos, pues supongo que también los tendrás.

Natividad empujó dejando salir todo su coño y parte de su útero. La doctora usó el especulo para mantener estable el palpitante cuello del útero. Insertó la cámara y analizó la situación. Había muchas cicatrices, heridas de diversa antigüedad que atestiguaban una variopinta gama de daños, desde cortes hasta desgarros, los mismos que mostraba el propio cuello del útero. Pero lo que más le llamó la atención es una herida, aun cicatrizando en el fondo del útero, donde se veía una malla de unión y piel bastante reciente, no más de seis meses.

—No deberías follar antes de un año —le dijo—. He visto que te han reconstruido parte ...