1. Debut sexual de un chico nerd


    Fecha: 26/07/2019, Categorías: Hetero Sexo con Maduras Autor: Gavin, Fuente: SexoSinTabues30

    ... superioridad.
    
    La observación lo descolocó.
    
    – Y tampoco sabés a qué me dedico.
    
    – ¡Sí que sé! – dijo- sos una… prosti…
    
    – ¡No, jovencito! – le dije, simulando enojo- ¡Soy una profesora de sexología! Tu papá pagó por una clase y estamos perdiendo el tiempo.
    
    – ¿Esto va a ser… una clase?
    
    – Y muy exigente. ¡Fuera la ropa!
    
    – ¿Me tengo que desnudar?
    
    Le dirigí una mirada inapelable y comenzó a quitarse la ropa. Tenía pecas en los hombros y los brazos. Las axilas lisas y con olor a desodorante. Ni un vello púbico. Era una escultura de porcelana. Pero le faltaba músculo. Sin actividad física, su cuerpo se desarrollaba lentamente. El niño se sentó en la cama, cubriendo pudorosamente sus genitales.
    
    – Te voy a hacer dos preguntas y las tenés que responder.
    
    – Pero no estudié… ¿Que pasa si respondo mal?
    
    – No hay buenas o malas respuestas. Solo verdaderas o falsas, y quiero las verdaderas. ¿Está claro?
    
    Asintió.
    
    – ¿Ves porno?
    
    Se puso colorado.
    
    – Anoche papá me hizo ver. No me gustó. La mujer gritaba como si la estuviesen matando. Fue horrible.
    
    – ¿Te hacés la paja?
    
    Pasó del colorado al rojo fuerte.
    
    – A veces. Para comprobar si ya estoy produciendo espermatozoides.
    
    – Natural. ¿Y, te sale?
    
    – Últimamente sí.
    
    – Lo disfrutas, supongo.
    
    – Un poco, pero no soy un pajero. Lo hago cada tres meses.
    
    – ¿Cómo cada tres meses?
    
    – Sí, lo marco en un calendario.
    
    ¡Dios mío, este muñeco es un marciano!, pensé, pero no lo dije.
    
    – ¿Sabés que son las zonas erógenas?
    
    – Sí, es algo de geografía…- pero su seguridad se diluyó- ¿No son los accidentes? ¿Las montañas, las llanuras?
    
    Casi se me escapa la carcajada, pero su error me daba pie para seguir avanzando.
    
    – Vamos a suponer que tu cuerpo es un territorio. Y yo soy una geógrafa. Voy a explorar cuáles son tus zonas erógenas. Y presta mucha atención porque después te tomo examen. ¡Acostate!
    
    El chico obedeció. Separé sus manos para ver sus genitales. Todavía no se habían alborotado.
    
    Me quité la ropa. No dijo nada, pero sus ojitos empezaron a escapar de su autocontrol.
    
    – Me voy a detener en algunos puntos de tu cuerpo, Mike. Será como una clase de geografía práctica.
    
    Con mucha delicadeza empecé a besarle las orejas, las mejillas, luego el cuello. Bajé por su pecho y me entretuve en sus rosados pezones.
    
    – Aquí, por ejemplo, tenemos unas hermosas colinas- dije.
    
    Mike suspiró.
    
    Mientras mi lengua le daba placer, mis manos comenzaron a recorrer su cuerpo. Los hombros, los brazos.
    
    Nuestros dedos se entrelazaron.
    
    – Ahora recorremos una meseta- mis labios lamieron su estómago plano y jugaron un momento con su ombligo.
    
    Continué mi excursión zigzagueando por su pelvis: – Una llanura… Muy, muy suave… Pero aquí cerca tenemos un volcán…
    
    Para mi alegría, empezaron los movimientos sísmicos: el miembro del chico estaba teniendo una erección.
    
    – No…- susurró.
    
    Antes de que pudiera decir nada yo ya estaba lamiendo sus huevitos. Ahora su pene ...