1. Daniela


    Fecha: 22/07/2019, Categorías: Confesiones Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    ... cuerpo —estamos a comienzos del verano, ya hace calor— y bajo lo suficiente la cinturilla del eslip como para poder introducir mi mano y la esponja.
    
    Veo a Amparo reflejada en el espejo que hay sobre el lavabo. Sentada muy recta, las piernas juntas, la espalda separada del respaldo del sofá, las manos unidas como si estuviera en un momento de oración, fija su mirada en mí cuerpo, respira sonoramente, fuerte, hasta que en un arranque se pone de pie, toma una toalla colgada junto al lavabo, y con mucho cuidado, como si me pudiera romper, me envuelve en ella, se sitúa a mí espalda, y comienza a secarme muy lentamente, prácticamente acariciando mi piel. Poco a poco las caricias son más intensas, hasta que llega el momento en el que me doy la vuelta, le quito la toalla de las manos y dada nuestra cercanía, posa sus manos en mi pecho peludo.
    
    —Cómo se nota que ya eres todo un hombre
    
    —Por eso quiero que me veas desnudo del todo
    
    Me quito los calzoncillos casi de un tirón, oigo un suave ronco gemido emitido por la mujer y cojo su mano derecha para dirigirla hasta mi crecida polla, tiesa y dura desde hace un buen rato. Me acaricia el
    
    paquete
    
    varias veces, pasa enseguida a los testículos, sopesando, valorándolos, respirando cada vez más fuerte, y posa la mano izquierda en mis nalgas, posándola suavemente, acariciándome, hasta que en un nuevo arranque, al mismo tiempo, sujeta la polla con su mano y la otra aprieta con fuerza mí culo, agarrándome en ambos casos con firmeza, como si se lo fueran a quitar. Le gusta hablar, más bien decir palabras que supongo le resultan excitantes:
    
    —Chulo, eres un chulazo, cómo te gusta lucirte ante mí
    
    Los ojos húmedos, la mirada vidriosa, la respiración ruidosa y la voz enronquecida que acompañan a Amparo me dan idea de que está muy excitada, así que me separo un poco de ella —no me suelta la polla en ningún momento— y empiezo a desabrochar la recatada bata de color azul
    
    mahón
    
    que se pone para trabajar y le llega hasta media rodilla. Se la quito dejando a la vista una enagua de color blanco grisáceo, bastante más corta que la bata, momento en el que abrazo a la mujer contra mi pecho y ella busca mi boca con cierta desesperación, dándonos un largo beso guarro, ensalivado,
    
    a tornillo
    
    , anudando y chupándonos las respectivas lenguas, abriendo y cerrando al unísono los labios, apretando mutuamente nuestros brazos en el cuerpo del otro, separándome de nuevo para que termine de desnudarse, lo que siempre parece incomodarle porque duda y durante unos pocos segundos no se decide del todo, hasta que lo hace rápidamente, apartando la mirada de sus ojos de los míos, dejando la decente y no demasiado sexy blanca ropa interior sobre una silla y haciendo intención de taparse pecho y sexo con sus manos.
    
    Es una mujer más bien alta, delgada, de pelo color castaño claro que lleva en una bonita melena hasta los hombros, recogida en un sencillo moño que acabo de deshacer con mi mano. Frente ancha, despejada, ...
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